Leonardo da Vinci se inspiró en dos modelos para pintar La Gioconda: la noble florentina Lisa Gherardini y su pupilo predilecto, Gian Giacomo Caprotti, más conocido como Salai. Es la tesis anunciada por el experto Silvano Vinceti, presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Históricos, Culturales y Ambientales, un asociación privada que trata de resolver enigmas ligados a grandes personajes italianos.
El estudioso explicó, en un comunicado, que el primer modelo al que recurrió Leonardo fue Lisa Gherardini, tal y como ya se creía, y para avalar esta teoría recurrió a los documentos del artista e historiador renacentista Giorgio Vasari. Este explica en sus estudios que Francesco del Giocondo, el rico comerciante florentino casado con Mona Lisa, contrató a Leonardo para que retratara a su mujer, triste y melancólica, y para hacerla reír recurrió a los servicios de juglares y payasos.
Sus intentos para hacer sonreír a su esposa fueron en vano ya que, según teorizó Leonardo en su «Tratado de Pintura», un pintor «no debe solo reproducir el semblante físico de un modelo sino, lo más difícil, traducir su interioridad en sus gestos». Por otro lado, Vinceti percibe la presencia de un segundo modelo utilizado «en el largo periodo de gestación de esta obra maestra pictórica y espiritual».
Se trata de Salai, el alumno aventajado de Leonardo y a quien el genio renacentista retrata también -según el experto- en obras como «Ángel Encarnado», «Santa Ana» y «San Juan Bautista». Vinceti reconoce que «solo existen documentos históricos indirectos a disposición» para corroborar esta tesis, si bien asegura haber realizado un estudio comparativo entre las mencionadas obras y La Gioconda mediante diversas tecnologías como los rayos infrarrojos o la aplicación del Photoshop avanzado.
Bases objetivas
«Ha sido detectada una impresionante similitud entre el componente de la nariz y de la frente de La Gioconda y la obra comparada (San Juan Bautista). Una similitud entre la sonrisa de La Gioconda y las presentes en obras para las que usó como modelo a Salai», señala el experto. «Gracias a estas pruebas técnicas se puede sostener con fuertes bases objetivas que además de Lisa Gherardini, Leonardo recurrió a Salai» para realizar el enigmático retrato, conservado en el parisino Museo del Louvre, concluyó Vinceti.
De este modo, el experto declaro «finalmente resuelto el misterio sobre la identidad de La Gioconda», ya que tradicionalmente se sostenía que se trataba de Gherardini, fallecida el 15 de julio de 1542 a los 63 años y sepultada en algún punto del complejo conventual de Santa Úrsula, en Florencia.
Sea como fuere, muchas y variopintas son las tesis que orbitan entorno a la identidad de la fascinante mujer del cuadro: desde nobles de la época como Pacifica Brandano, Caterina Sforza o Isabel de Aragón hasta Salai e incluso el propio Leonardo, que pudo autorretratarse.