En poco menos de un año el reloj más icónico de Londres, la capital británica, se quedará silencio.
El «Big Ben» requiere de reparaciones urgentes, por un monto cercano a los US$40 millones.
Turistas, que no cunda el pánico: la medida es temporal. No sonará por unos meses y no se verá en su máximo esplendor por unos tres años. Aunque al menos una de las caras será mostrada todo el tiempo.
¿Qué le pasa al reloj de carrillón de cuatro caras más grande del mundo?
¿Y cómo funciona el mecanismo que ha operado prácticamente sin interrupciones por más de siglo y medio?
No es Ben
Empecemos por su nombre. El reloj que aparece en las postales no se llama en realidad Big Ben.
El nombre de la torre es Elizabeth Tower. «Big Ben» es la gran campana dentro de la torre, de 13,5 toneladas de peso.
Para la reparación a la que se someterán, el uno y el otro se verán afectados.
A las caras de la torre les será removido el color negro y dorado que se le aplicó en 1980. En su lugar, se le devolverá su apariencia original de la época victoriana, con verde y dorado.
La estructura es sólida, pero hay grietas en la mampostería, el techo de hierro forjado, el campanario y el marco que sostiene las campanas.
En cuanto al verdadero Big Ben -la campana-, la página web del Parlamento británico señala que hay partes que están desgastadas, por lo que se requiere una evaluación y reparación urgentes.
El reloj podría fallar si los trabajos no se llevan a cabo, indican.
También se harán trabajos para modernizar el edificio de acuerdo con las regulaciones de seguridad vigentes.
Un ascensor será instalado en uno de los pozos de ventilación para reducir el tiempo que tomaría evacuar a un herido y para mejorar el acceso para personas discapacitadas.
T ambién se instalará un baño básico, que ahora no existe. Y los focos de luz serán reemplazados por LEDs de bajo consumo.
Cómo funciona
Ninguno de los planes de reparación incluye alterar el mecanismo de vanguardia con el que se construyó el reloj en el siglo XIX.
El elemento más relevante es el sistema de escape de gravedad, diseñado por Edmund Beckett Denison y George Biddell Airy.
Dentro de la torre, hay tres pesos suspendidos. Arriba cuelgan cinco campanas.
Según explica la página web del Parlamento (y que puedes explorar aquí en inglés), el mecanismo consiste de tres «trenes».
Cada tren está hecho de un tonel y una serie de engranajes. Y cada tonel está conectado a uno de los pesos por un cable de acero, que a su vez está enrrollado en una bobina.
«Todo el mecanismo -explica la página- funciona por gravedad. Cuando el peso cae, suministra la energía que activa el reloj».
El tren central, controlado por un péndulo con una estrella de tres puntas, es el que hace funcionar las manecillas.
Cada dos segundos, y gracias a la fuerza de gravedad que tira del tonel correspondiente, el péndulo se libera, haciendo girar los engranajes.
El sistema se ajusta usando peniques en la parte superior del péndulo. Agregar monedas altera su centro de masa, haciendo que, efectivamente, se haga menos largo. Esto tiene el efecto de incrementar la velocidad del reloj 2/5 de un segundo en un período de 24 horas.
Los otros dos trenes son responsables de hacer sonar las campanas que marcan los cuartos de hora, por un lado, y el gran Big Ben cada hora, por el otro.
Desde que comenzó a operar, el Big Ben se ha parado cuatro veces, debido al «clima, (la acción de) obreros, daños o pájaros», señala la página web del Parlamento.
El Gran Reloj fue detenido por 26 días en un lapso de nueve meses en 1976, el período más largo desde su construcción.
La reparación que comenzará en 2017 será un nuevo récord.