Los secretos de Ernest Hemingway: de su romance con una prostituta cubana a un místico viaje a Perú

Los secretos de Ernest Hemingway: de su romance con una prostituta cubana a un místico viaje a Perú
Ernest Hemingway PD

Una pequeña fotografía enmarcada y colgada cerca de la cama que solía usar Ernest Hemingway en el hotel Ambos Mundos, en La Habana, llamó la atención de Omar Zevallos. El periodista y caricaturista peruano vio algo especial en esa imagen: el aclamado escritor norteamericano miraba absorto a una atractiva mujer de ojos oscuros que tomaba un daiquirí.

Si eso no es amor —pensó Zevallos—, entonces ¿qué es? Y así fue como empezó a descifrar una de las cuatro crónicas secretas sobre la vida de este enigmático personaje que hoy componen su libro “Hemingway desconocido“, publicado en mayo de este año y que se presentará en el Festival Hay de Arequipa.

La tarea no fue fácil pues de Hemingway se ha escrito bastante. Pero, tal como el periodista peruano dice, hay historias que, en efecto, aún permanecían en secreto y que, para suerte de Zevallos, no se habían perdido irremediablemente en el tiempo.

Entre ellas, la de la amante cubana, la de un viaje secreto a una caleta de pescadores en Perú, la de un fantasma del propio norteamericano que merodea su ex casa en Cuba, y la de un amor no consumado con una famosa actriz hollywoodense.

La amante cubana

Leopoldina Rodríguez. Así se llamaba la mujer cubana que le robó el corazón a Ernest Hemingway, la misma que tomaba un daiquirí cuando la cámara del íntimo amigo del escritor, Fernando Campoamor, patentó la única imagen que existe de ambos.

Hasta ahora, poco se había hablado de ella. Una prostituta —aunque de las más “atractivas y de lujo” de La Habana de los años 40’— no podía significar nada serio para el ganador del premio Nobel de Literatura, decían. Sin embargo, Zevallos descubrió lo contrario: su carácter, inteligencia y nivel cultural hicieron que Hemingway —por entonces casado con Mary Welsh— se enamorara y que, incluso, le abriera las puertas de su trabajo.

“Ella lo leía fervientemente, lo analizaba y era una mujer suficientemente inteligente para saber con quién estaba hablando. Y el hecho de que Hemingway la escuchara, quiere decir que la valoraba”, cuenta el periodista peruano en conversación con BBC Mundo. Y así, además de compartir momentos de lujuria con el escritor, Leopoldina tenía acceso a sus manuscritos.

Aún más: de acuerdo con Fernando Campoamor (el fotógrafo), la cubana predijo que Hemingway ganaría el Nobel de Literatura. Según Zeballos, la relación entre Hemingway y Leopoldina se paseaba entre la literatura y el amor, algo que no le sucedía con Mary Welsh. “Mary Welsh lo quería mucho pero no se metía en sus cosas. No influía sobre él”, cuenta.

A mediados de 1950, la mujer fue diagnosticada de cáncer. Hemingway se preocupó de su medicina durante el largo tratamiento pero ella falleció. Según relata Zevallos en su libro, Hemingway costeó el funeral y la acompañó hasta su tumba. Esto, dice el escritor peruano, es uno de los actos que más refleja que ese amor, el de Leopoldina y Ernest, no fue algo pasajero.

“Cabo Blanco”: la historia de Hemingway en Perú

La vida de Hemingway pasó a ser casi una obsesión para Omar Zevallos. Y quizás la historia que más le atrajo fue la que tenía relación con su país, Perú. Porque en esta región sudamericana, hay una pequeña caleta de pescadores, llamada Cabo Blanco, que esconde varios secretos del escritor norteamericano.

En total, fueron 36 días los que permaneció Hemingway en esta localidad que hoy está convertida en el paraíso del surf. La razón de su viaje no era otra que filmar las escenas de la película sobre su libro “El viejo y el mar”.

Reconstruir su historia en este sitio no fue fácil para Zevallos. Los años no pasan en vano y los rumores sobre la estadía de Hemingway en la caleta eran tantos, que fue muy complicado establecer la verdad de lo ocurrido.

“Hemingway es todo un mito en Cabo Blanco. Casi todos dicen que lo conocieron. Muchas historias se han distorsionado y yo quería saber la verdad”, dice Zevallos. Así, el escritor peruano estuvo meses sumergido en archivos y bibliotecas, y viajó a la caleta en varias ocasiones para investigar lo que realmente había pasado en esos 36 días.

La historia, plasmada en el libro “Hemingway desconocido”, podría resumirse más o menos así: Vestido con un traje gris y un gorro blanco, y acompañado de su esposa Mary Welsh, Hemingway aterrizó a las 8 de la mañana del 16 de abril de 1956 en una pista de aterrizaje situada a mil kilómetros al norte de Lima, la capital peruana. Era la primera vez que el norteamericano pisaba un país sudamericano; se trataba de un gran acontecimiento noticioso.

Los diarios de la época, de hecho, le dedicaron sus primeras planas y enviaron a tres periodistas a reportear su historia: Jorge “el Cumpa” Donayre, Manuel Jesús Orbegozo y Mario Saavedra-Piñón. Sus crónicas fueron clave para que Zevallos pudiera rehacer el viaje de Hemingway a Perú.

Y así, se sabe que el plan del escritor era, fundamentalmente, capturar un ejemplar del merlín negro —que retrataba en su libro “El viejo y el mar”— de las dimensiones que se requerían para el filme. Por eso, Hemingway salió a pescar diariamente con su caña de bambú prensado y en una embarcación bautizada como Miss Texas.

Durante toda su estadía, alojó en la habitación número 5 de Cabo Blanco Fishing Club, un exclusivo centro al que solo acudían multimillonarios y por el que habían pasado personajes como Marilyn Monroe.

 

 

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