Veinticuatro años después de la final de México’86 y veinte después de la de Italia’90, Argentina y Alemania volverán a verse las caras el sábado, ahora por un puesto en las semifinales de la Copa del Mundo, después de haber despachado hoy, respectivamente, a México e Inglaterra, en una jornada que resucitó la polémica arbitral.
El árbitro uruguayo Jorge Larrionda no vio un gol clarísimo de Frank Lampard que hubiera supuesto el empate a dos para Inglaterra, y el italiano Roberto Rosetti concedió, en cambio, uno al argentino Carlos Tevez en fuera de juego no menos evidente.
Argentina y México se habían enfrentado dos veces en Mundiales y en las dos (1930 y 2006) habían vencido los sudamericanos.
México rozó el gol dos veces en el espacio de un minuto. En el 8 Carlos Salcido estrelló el balón en el poste y a continuación Andrés Guardado disparó junto al poste derecho de Sergio Romero.
Pero fue Argentina la que aprovechó su primera ocasión. En el 29, Messi cedió en vertical a Tevez, el portero Pérez se arrojó a los pies de éste y el balón llegó a Messi, que devolvió a Tevez para que el delantero del Manchester City, en fuera de juego, marcara de cabeza. El árbitro consultó con su asistente pero concedió el tanto.
Cuando Ricardo Osorio cometió el error de entregar el balón a Gonzalo Higuain en vez de a su portero, en el 33, prácticamente arruinó las esperanzas mexicanas de resurrección porque el delantero de Real Madrid aceptó el obsequio (2-0).
Tévez no quiso que su presencia en el partido quedara ligada a un escándalo arbitral. En el 52 se revolvió en la frontal del área y soltó un trallazo que se coló por la escuadra izquierda de Pérez. El 3-0 cerraba el partido en el Soccer City, aunque Javier Hernández redujo la diferencia en el 71. Era la novena victoria consecutiva de la albiceleste, que no pierde desde el 14 de noviembre del 2009, en Madrid, contra España (2-1).
Alemania expulsó a Inglaterra infligiéndole la mayor goleada que ha recibido jamás en un Mundial (4-1) en un partido de locos que entrará en la historia no sólo por su resultado, sino por el gol clamoroso que el árbitro le negó a Frank Lampard. Como siempre desde hace 56 años, el equipo germano accede a cuartos de final.
Ofensiva a ultranza, derroche físico sin brusquedades (sólo una tarjeta por bando), goles abundantes, alternativas en los dos frentes, «cantadas» de los porteros, disparos a la madera y, por si fuera poco, un gol de los llamados «fantasma», salpimentaron un espectáculo apasionante, digno de una final, en Bloemfontain.
En el m. 23, Alemania marcó el gol más simple del fútbol. El meta Neuer lanzó la bola a tres cuartos del campo, Klose ganó el forcejeo a Upson y, a media caída dentro del área, alargó la pierna derecha para batir a James en su salida. Era su duodécimo tanto en un Mundial y ya tiene tantos como Pelé.
El partido se volvió loco. Los dos equipos entraron en un cuerpo a cuerpo en el que los ingleses llevaron la peor parte. En el m.30 Klose falló solo ante el portero, pero en el 32 Podolski, sin vigilar en la izquierda, recogió un balón de Müller y batió por bajo a James.
Parecía sentenciado, pero el encuentro enloqueció todavía más. En el m.37. Gerrard centró al punto de penalti y Upson ganó a los centrales alemanes para batir a Neuer, que salió a destiempo. Un minuto después el árbitro uruguayo Jorge Larrionda le negó el empate a Inglaterra. El balón, lanzado por Lampard contra el larguero, botó medio metro dentro de la puerta alemana.
Nada más reanudarse el partido tras el descanso, el larguero volvió a cruzarse en la trayectoria de un balón botado en libre directo por Lampard en el m.52, Milner disparó al cuerpo de Neuer en el 61… Inglaterra se embarcó en una audaz ofensiva. Arriesgó y perdió, porque Müller acabó un contragolpe fusilando a James (70).
La retaguardia inglesa de desmoronó y los ataques germanos llegaron en oleadas sobre la puerta de James. Müller hizo su segundo gol en tres minutos y, ahora sí, con 4-1, el partido quedó visto para sentencia.
José Antonio Diego