Los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez pudieron hoy echar a rodar su ceremonia de inauguración con 24 horas de retraso, el entusiasmo de miles de almas, la inusual protesta de un grupo de atletas locales contra su Gobierno y la música contagiosa de Puerto Rico.
El Estadio Centroamericano José Figueroa Freire sirvió de escenario, también, para un segmento alusivo a la preservación de los recursos naturales de Mayagüez y el mundo animado por el flautista puertorriqueño Néstor Torres; el guitarrista Bernie Williams, ex estrella del béisbol de las Grandes Ligas, y el percusionista Richie Flores.
Los discursos de protocolo estuvieron colmados, cómo no, de alusiones al percance de ayer cuando fuertes vientos derrumbaron una torre de luces, causando heridas a cinco personas y sembrando el miedo en el estadio, lo que obligó a posponer hasta hoy la apertura.
«Lo que vivimos esta noche es la oportunidad esperada para dar a conocer que Puerto Rico no sólo es el área metropolitana», exclamó el alcalde de la ciudad, José Guillermo Rodríguez, interrumpido por una ovación.
El alcalde llamó a la «unidad» de los puertorriqueños en presencia del gobernador Luis Fortuño, quien de manera sorpresiva declaró inaugurados los Juegos sin presentación previa, mientras los asistentes no perdían ocasión de silbarle con la sola mención de su nombre por parte de las autoridades.
Las acciones de rechazo al gobernador llegaron hasta al punto de que un grupo de atletas puertorriqueños se destapó exhibiendo un cartel con la protesta: «Tarjeta roja para el Gobierno de Puerto Rico».
Pero la sorpresiva acción fue olvidada momentos después con la presentación del salsero Gilberto Santa Rosa, quien deleitó con sus conocidas canciones y dejó la pista encendida para el dúo boricua Winsin y Yandel y sus movidas ejecutorias de reguetón que hicieron a los atletas abandonar su lugar en la cancha y acercarse a disfrutar de los populares artistas.
Entre el publico también se pudo ver a puertorriqueños ilustres como el reconocido actor Benicio del Toro.
La ceremonia de inauguración abrió sus cortinas bajo un cielo nublado y con la bandera puertorriqueña alzada por 78 niños, número de municipios que tiene el país, y quienes entregaron la enseña al cuerpo de seguridad de los Juegos, cuyo responsable la izó lentamente mientras el grupo local Notas interpretaba el himno nacional.
Haití inició el desfile en un acto simbólico de solidaridad y respeto hacia un país que sufrió la pérdida de 300.000 personas en el terremoto del 12 de enero, rompiendo la tradición que confería ese honor a México, donde se celebró la primera versión de los Juegos en 1926.
Un cerrado aplauso fue tributado a los haitianos, quienes dieron la vuelta al óvalo justo cuando iniciaba una pequeña llovizna.