La retirada de Piniella deja al béisbol sin uno de los grandes personajes

La retirada de Piniella deja al béisbol sin uno de los grandes personajes
. EFE/Archivo

Lo consiguió todo como jugador y piloto y también lo dio al completo por el deporte del béisbol de las Grandes Ligas que con la retirada de Lou Piniella se quedo sin uno de sus personajes más representativos y carismáticos.

Después de 22 temporadas como piloto y a sus 66 años, Piniella tuvo que dar un adiós anticipado a su carrera porque su carácter y personalidad de hombre de principios le dijo que ahora tenía que estar al lado de su familia, donde le necesitaban a tiempo completo.

Por esa razón, con lágrimas en los ojos y lleno de emoción, tuvo que despedirse del mundo profesional del béisbol que hasta ahora había sido su propia vida.

Pero la enfermedad de su madre y la necesidad de estar a su lado era más importante en este momento que cualquier otra realidad personal o profesional.

«Mi madre me necesita en casa. No ha mejorado nada desde que estoy aquí. Ha tenido algunas otras complicaciones y en vez de estar viajando a casa y regresar, creo que no es justo ni para el equipo ni para los jugadores. Por ello, pienso que lo mejor será dejar el cargo e irme a casa para cuidar a mi madre», manifestó Piniella en su comunicado oficial.

Luego llegó el momento de salir por última vez al Wrigley Field y ahí si que Piniella, el profesional duro que siempre supo imponerse a cualquier tipo de situación, esta vez sucumbió a las emociones y lloró con sentimiento por el adiós y la manera como tuvo que decirlo.

«Cuando anuncié mis intenciones de retirarme al final de temporada, una de las razones principales para mi decisión era pasar más tiempo con mi familia,» había dicho Piniella en el comunicado oficial. «Desafortunadamente ese momento ha llegado más rápido de lo que yo esperaba».

Esa rapidez hizo que Piniella, el manejador impulsivo y lleno de energía, se fuese de los Cachorros con marca ganadora de 316-292, banderines divisionales consecutivos en 2007-08, pero no llegó a la postemporada el año pasado, y también tuvo problemas con un nuevo dueño del equipo.

«Como muchos de ustedes saben, las semanas que siguieron a ese anuncio han sido muy difíciles a nivel familiar, ya que me he tenido que ausentar en dos ocasiones del equipo», admitió Piniella. «A pesar que tenía toda la intención de quedarme con el equipo el resto de la temporada, la realidad familiar cambió todos mis planes».

Los Cachorros, que llevan 102 años sin ganar un título de la Serie Mundial, tampoco esta temporada tienen ya opción de estar en la fase final de la competición de la Liga Nacional.

Todos los jugadores de los Cachorros se mostraron «impresionados» por las lágrimas de Piniella cuando se despidió tanto en privado como cuando lo hizo ante los periodistas.

El sentimiento de ellos también fue de cierta culpabilidad por no haber hecho mejor las cosas en el campo y haberle permitido que su última temporada fuese mucho más positiva.

De cualquier manera, Piniella, con marca de 1.835-1.712 (.517), se quedó en el cuarto lugar entre los pilotos activos con más victorias.

Piniella estuvo al frente del equipo para su último partido contra otro de los grandes veteranos de las mayores como es Bobby Cox, de los Bravos de Atlanta, que es segundo en la misma lista con 2.485-1.981 (.556) y también ya ha decidido retirarse al final de la presente temporada.

Mientras que Tony La Russa, de los Cardenales de San Luis, es el líder entre los pilotos activos con 2.618-2.271 (.535) y Joe Torre, de los Dodgers de Los Ángeles, ocupa el tercero puesto (1.835-1.712, .517).

Cox se mostró completamente identificado con Piniella tanto en los sentimientos como por lo difícil de la situación en la que le tocó decidir su adiós.

«Lo lleva en la sangre, pero su madre está muy enferma», valoró Cox antes del partido. «Es un día triste para mí porque pienso que Lou podría volver, no aquí pero en algún otro equipo».

Piniella y Cox mostraron la grandeza de su profesionalidad al estrecharse sus manos al llegar al plato, se abrazaron y se intercambiaron palmadas en la espalda mientras el No. 41 de Piniella era colocado en el pizarrón en el jardín central.

Cox fue anunciado a los aficionados y se quitó su gorra y la agitó hacia los fanáticos en señal de apoyo a todo lo que significaba la figura de Piniella.

Luego que Piniella y Cox posaran para una foto con los oficiales, los pilotos volvieron a abrazarse.

Entonces Piniella se fue hacia el dugout mientras los aplausos aumentaban en intensidad que le obligaron a quitarse su gorra, la agitó hacia los fanáticos y entonces comenzó a aplaudirlos.

Era la última expresión de un profesional que fue cinco veces a la Serie Mundial en su carrera, logrando tres anillos.

Como jardinero derecho, fue el Novato del Año de la Liga Americana en 1969 luego de batear .282 con 11 cuadrangulares y 68 carreras impulsadas con los Reales de Kansas City.

Piniella fue traspasado a los Yanquis de Nueva York en 1973 y concluyó su carrera con los Bombarderos del Bronx en la temporada de 1984 para completar 18 en las Grandes Ligas para dejar .291 de promedio de bateo.

Su andadura como piloto, que la comenzó en 1986, también lo hizo con los Yanquis y duró tres temporadas, incluyendo una estancia como gerente general.

Dirigió a los Rojos de 1990-92, llevándolos al campeonato de la Serie Mundial en su primera temporada.

Luego de Cincinnati, Piniella tuvo una larga permanencia en Seattle con los Marineros, donde sus equipos ganaron al menos 90 juegos en cuatro ocasiones.

Los Marineros tuvieron marca de 116-46 en 2001, pero perdieron en la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Yanquis. Sus equipos del 1995 y 2000 también cayeron en dicha etapa de la fase final.

Por todo ello, Piniella deja un gran vacío en las Grandes Ligas, pero un legado que le garantiza un puesto dentro del recinto sagrado del Salón de la Fama junto a las leyendas de todos los tiempos.

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