Nadie cuestionaba que volver a Arlington (Texas) iba a ser un estimulo para que los Vigilantes se olvidasen de las dos derrotas en San Francisco ante los Gigantes en la Serie Mundial y volviesen al camino del triunfo.
Lo que no se pudieron imaginar era que al final todo les saliese perfecto y volviesen a soñar después de ganar por 4-2 el tercer partido para conseguir la primera victoria en el «Clásico de Otoño».
Esta vez el bateo productivo de los Vigilantes despertó y el pitcheo también recuperó su condición dominante para encontrar el camino del triunfo, que deja la serie en 2-1 favorable a los Gigantes al mejor de siete.
El sonido de los jonrones volvió a escucharse en el «Ballpark» de Arlington con sendos cuadrangulares del primera base Mitch Moreland y el jardinero Josh Hamilton.
Ambos aportaron la ventaja suficiente al abridor Colby Lewis, quien se anotó su tercera victoria de la fase final al espaciar cinco imparables con dos carreras permitidas en siete entradas y dos tercios.
Lewis también permitió que el cerrador dominicano Neftalí Feliz hiciese su debut en la Serie Mundial y a pesar de llevar ocho días sin lanzar, estuvo magistral al retirar a ritmo de conga a los tres bateadores que enfrentó en el noveno episodio para asegurar la victoria y su primer rescate.
Feliz se permitió el lujo de sacar el último «out» ante su compatriota el tercera base Juan Uribe al que poncho para esta vez no permitirle que le hiciese daño con su bate a los Vigilantes como en los partidos anteriores.
Los Vigilantes eran conscientes que necesitaban la victoria para volver a tener opciones al título, aunque los antecedentes de los equipos que han arrancado con un 0-2 en contra no son nada optimistas.
Sólo uno de los últimos 14 equipos ha logrado remontar la desventaja y eso se dio en 1996, cuando los Yanquis de Nueva York vinieron de atrás ante los Bravos de Atlanta.
Más difícil hubiese sido caer al 0-3, una desventaja que nadie hasta ahora en la historia de la Serie Mundial ha podido superar con cuatro triunfos consecutivos.
Ahora, los Vigilantes lo que buscan es conseguir el segundo triunfo que les permita igualar la serie y para eso confían en el derecho Tommy Hunter, de 24 años, que estará en el montículo para el cuarto partido.
Mientras que el novato Madison Bumgarner, que lanza con la zurda espera impedir que los objetivos de los Vigilantes se cumplan cuando el salga a la lomita.
«Estar 3-0 hubiese sido devastador», reconoce el veterano receptor boricua de los Vigilantes, Bengie Molina, que irónicamente comenzó la temporada con los Gigantes. «Eso está superado y no tenemos tiempos para celebrar. Tenemos que bañarnos, comer, descansar y volver mañana».
Los Vigilantes habían pegado al menos un cuadrangular en todos sus partidos de la fase final para llegar a 11 hasta que se enfriaron en AT&T Park, de San Francisco, un parque poco favorable para los bateadores.
Pero el Rangers Ballpark es otra historia, uno que hace sufrir a los lanzadores. Y la víctima fue el zurdo Jonathan Sánchez.
El quinto puertorriqueño en abrir un juego de Serie Mundial se encontró con dos corredores en circulación en la parte baja de la segunda entrada y a Moreland para cazarle una recta no muy potente que puso la pelota por encima de la valla para el 3-0 de los Vigilantes.
Moreland, el noveno en el orden al bate, redondeó un turno excepcional de nueve pitcheos hasta que consiguió el que quería para mandar la pelota a las tribunas del jardín derecho y dar otro paso más en la perfección que buscaban los Vigilantes para conseguir la victoria.
«Esta es una liga diferente, la Liga Americana», reconoció Bruce Bochy, piloto de los Gigantes. «El gran hit lo dio el noveno».
Hamilton, quien se había ido de 8-1 en los primeros dos partidos también mandó la pelota fuera del parque en el quinto episodio con dos «outs» en la pizarra para poner el 4-0 que iba a ser todo lo que necesitaban Lewis y Feliz para asegurar la victoria.
Para Moreland, un novato, fue su primer jonrón contra un zurdo. Hamilton disparó su quinto jonrón de la fase final y el primero del «Clásico de Otoño».
Los jonrones solitarios de los jardineros Cody Ross y el puertorriqueño Andrés Torres, en el séptimo y octavo episodio, respectivamente, no iban a cambiar la jornada perfecta para los Vigilantes, que reunieron en su campo a 52.419 aficionados, la mayor entrada de su historia.
El ex presidente George W. Bush y su esposa Laura estuvieron entre los asistentes, mientras que el inicio a las 6 de la tarde fue el más temprano desde el segundo juego de la serie de 1987.
La primera bola fue lanzada por Nolan Ryan, el presidente y copropietario del equipo. Iván Rodríguez, ex receptor puertorriqueño de los Vigilantes, estuvo detrás para atrapar el envío y comenzar una jornada histórica y salvadora para el equipo de Texas.
«Nos urgía una trabajo de pitcheo completo y recuperar el bateo oportuno», comentó el manejador de los Vigilantes, Ron Washignton. «Volvimos a ser nosotros mismos y ahí fue donde estuvo la clave del triunfo».