Deben pasar años hasta que se pueda encontrar a un lanzador novato de 21 años que tenga la responsabilidad de salir de abridor en un partido de Serie Mundial y comportarse como una estrella consumada, además de un piloto que cada decisión que toma sea una «genialidad».
Ambos protagonistas los tuvieron los Gigantes de San Francisco de su lado con el abridor Madison Bumgarner y el veterano manejador Bruce Bochy al frente del equipo.
Bumgarner aportó clase, talento y control para maniatar el domingo a los bates de los Vigilantes de Texas que fueron blanqueados 4-0 por los Gigantes en el cuarto partido del «Clásico de Otoño», que ahora dominan por 3-1 al mejor de siete.
El novato de los Gigantes se convirtió en el séptimo abridor izquierdo que los Vigilantes enfrentaron esta postemporada. Sólo CC Sabathia les ganó y eso fue en una apertura en la que le conectaron 11 imparables.
Su labor dominante y perfecta permitió a los Gigantes estar más cerca que nunca de proclamarse campeones del «Clásico de Otoño» desde 1954, cuando barrieron en cuatro juegos a los Indios de Cleveland.
Pero entonces jugaban en el Polo Grounds de Nueva York, un lugar para la historia, porque en 1958 decidieron abandonar la ciudad de los rascacielos y llegar hasta San Francisco, donde después de tres viajes anteriores a la Serie Mundial todavía no han podido conseguir de nuevo el título.
Hasta ahora, en la ciudad californiana, los Gigantes sólo han tenido amargas derrotas en las Series Mundiales de 1962 y 2002. Hace ocho años estuvieron a seis «outs» del título, pero los Angelinos de Anaheim les remontaron el sexto juego y acabaron imponiéndose en seis.
De nuevo están a las puertas del gran triunfo, pero antes tendrán que ganar un partido más y su primera oportunidad será en el quinto cuando el derecho Tim Lincecum intentará acabar con la sequía y darle el ansiado campeonato a los Gigantes.
Volverá a verse con el zurdo Cliff Lee, a quien venció en el primer juego. La derrota de Lee fue su primera en nueve aperturas de la fase final y quiere reivindicar su clase y mantener con vida a los Vigilantes.
Si Bumgarner sorprendió con una labor de tres imparables y cinco ponches en ocho episodios, los sendos jonrones de Aubrey Huff y Buster Posey, más un doble productor del boricua Andrés Torres, fueron también claves para asegurar la victoria.
El artífice que el bateo de los Gigantes fue oportuno y productivo no fue otro que Bochy, manejador del equipo de San Francisco que volvió a demostrar el gran conocimiento que tiene de la plantilla que dirige.
Por enésima vez, Bochy, demostró su genio para mover piezas en su tablero de ajedrez, cambios que le funcionan a la perfección durante toda la fase final.
Huff salió como bateador designado en lugar del venezolano Pablo Sandoval, que no está teniendo su mejor fase final.
Mientras que Nate Schierholtz entró en el jardín derecho y Cody Ross pasó al izquierdo por Pat Burrell, relegado al banco tras poncharse en sus cuatro turnos en la derrota 4-2 en el tercer juego.
Bochy le dijo directamente a Burrell que era mejor que practicase fuera con el bate para recuperar su mejor toque y mientras colocó al pelotero que si hizo su trabajo.
Travis Ishikawa se encargó de cubrir la inicial. Ishikawa y Schierholtz fueron titulares por primera vez en la postemporada y respondieron al ciento por ciento.
«No hemos ganado nada todavía nos queda el triunfo más importante, el cuarto y cuando lo hayamos logrado, entonces llegará el momento de la celebración», declaró Bochy. «Los Vigilantes son un gran equipo y Cliff (Lee) un lanzador ganador y excepcional».
Pero si la combinación de efectividad en el montículo, bateo oportuno y dirección perfecta desde el banquillo se mantiene en el quinto partido para los Gigantes, entonces los Vigilantes tendrán que responderles con las mismas armas y mayor efectividad.
De lo contrario tendrán que estar preparados para decirle adiós a su primera e histórica participación en la Serie Mundial.
