Son dos fieras. Dos luchadores incansables que se aborrecen profundamente y no lo disimulan ni en lo que deberían ser pácíficos prolegómenos de su ‘cambate a muerte’.
Se vivieron momentos de máxima tensión en la ceremonia de pesaje del UFC 229. El resto de los peleadores pasaron rápido, casi sin dejar rastros en el escenario. Pero cuando llegó el momento de que Conor McGregor y Khabib Nurmagomedov se suban a la balanza, la atmósfera cambió, el clima se tornó mucho más hostil.
El primero en subir fue McGregor, quien esta vez es el retador y está obligado a posarse en la báscula antes que el campeón. Se quitó la ropa, se subió a la balanza, se golpeó el pecho y bajo para esperar a su rival, a quien no pudo cruzarse en la última conferencia de prensa porque se lo impidió el tráfico de Las Vegas.
Luego llegó Khabib, a quien el peleador irlandés ya miraba de reojo. Cuando el ruso descendió de la balanza, Dana White, presidente de la UFC, se colocó detrás suyo para prevenir un posible acercamiento de McGregor. Pero el irlandés se fue acercando con su actitud violenta y fue imposible detenerlo.
Cuando McGregor quedó cerca de Nurmagomedov, pese a las advertencias de Dana White, golpeó sus manos de forma salvaje y le lanzó una patada que pasó muy cerca. Mientras se separaban, le gritó algunos insultos.
El clima quedó muy tenso para el combate de este sábado. El ruso, actual campeón de categoría de peso ligero, acusó en el pesaje un total de 155 libras (70,3 kilogramos). McGregor, por su parte, también pasó con éxito al acusar 154,5 libras (70,0 kilogramos) en la báscula.