Todos los fans de la Fórmula 1 recuerdan que Michael Schumacher sufrió un accidente el 29 de diciembre del 2013 mientras esquiaba con su familia en Los Alpes franceses que le causó: traumatismo craneoencefálico severo, hematomas intracraneales y edema cerebral difuso. Un coma profundo mantuvo en vilo al mundo hasta junio del 2014, cuando el alemán fue derivado al hospital universitario de Lausana, Suiza. Allí estuvo poco más de 250 días hasta que finalmente su esposa Corinna y su representante Sabine Kehm decidieron trasladarlo a su hogar en Gland, Suiza.
Además, la familia levantó un muro invisible que impide la filtración de cualquier tipo de información sobre la salud de ‘Schumi’. Esta muralla a veces es atravesada por las declaraciones de algunos seres cercanos al ex heptacampeón del mundo como, por ejemplo, Jean Todt.
El actual presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) estuvo en el Paul Ricard del circuito Paul Ricard en donde se corrió una nueva fecha de la F1 este fin de semana y dialogó con la prensa. La emisora RMC Sport le consultó por Schumi y el dirigente fue contundente: «El estado de salud de Schumacher es algo muy privado. Michael está muy bien rodeado, viviendo con su familia en su casa entre Ginebra y Lausana. Él sigue luchando. Eso es lo único que puedo decir».
Todt, de 73 años, fue presidente de la escuderia Ferrari entre 1993 y 2008, etapa durante la cual el piloto alemán brilló en la Fórmula 1. Allí entabló una amistad con el corredor a quien visita mensualmente, según contó en entrevistas anteriores.
La internación de Schumacher ya ha superado los 2.000 días y aunque la información es prácticamente nula, las últimas filtraciones dieron a entender que desde su accidente hasta hoy, «El Kaiser» mostró leves avances en su rehabilitación, pero que sin embargo, continúa postrado entre una silla de ruedas, una cama ortopédica y sesiones en una piscina para recuperar parte de su movilidad.