Profesionales sanitarios de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) han llegado a concluir sus tareas exhaustos y dormir al lado de las personas heridas por el terremoto y posterior tsunami que sacudió la costa oriental de Japón el pasado viernes.
El portavoz de la FICR en Asia y Oceanía, Patrick Fuller, explicó que en el hospital que gestiona la Cruz Roja en Ishinomaki, una de las ciudades más afectadas por el desastre, no existe espacio libre debido a la cantidad de personas heridas que llegan al centro.
Fuller afirmó que a este hospital han llegado voluntarios «desde todos los rincones de Japón» para colaborar en turnos de cuatro días en la atención a las víctimas. «Aún llegan montones de personas heridas que necesitan ayuda médica. Los heridos llegan a pie, en helicóptero o llevados por sus propios conciudadanos», añadió.
Este portavoz de la FICR subrayó que el hospital de la Cruz Roja en Ishinomaki es, «literalmente, un faro de luz en una ciudad sin electricidad». «La mitad de Ishinomaki, una ciudad de cerca de 165.000 personas, fue engullida por el tsunami», apuntó.
Fuller destacó que el centro de la Cruz Roja se ha convertido en la principal instalación médica para la prestación de servicios esenciales de salud para la población afectada por el desastre en un radio de unos 100 kilómetros.
«Aquí nadie está hablando o especulando sobre cómo muchos pueden haber perdido sus vidas. Sabemos que el número va a ser alto, pero, por ahora, se trata de salvar a los que pueden haber sobrevivido. La recogida de los restos de los que han muerto será la siguiente fase importante de esta operación de socorro», apostilló.
Fuller indicó que la FICR tiene una «preocupación real» por las personas mayores afectadas por el tsunami y que son «extremadamente vulnerables a la hipotermia». «Japón es un país con una alta proporción de personas mayores y la Cruz Roja va a hacer todo lo posible para apoyarlas en esta terrible experiencia», comentó.
