El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha advertido este lunes en Santander que la inmigración «aliviará» pero «en absoluto anulará» el envejecimiento de la población en España y su impacto en las pensiones, que dentro de cuarenta años, absorberán «el 16 por ciento del PIB» al duplicarse el número de personas mayores de 64 años.
En la inauguración del seminario ‘La reforma del sistema de pensiones en España’ de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Gómez ha avisado de que el «rejuvenecimiento» de la población que aportan los inmigrantes no va a ser suficiente para combatir el envejecimiento de España, algo que, a su juicio, es el «principal desafío» al que pretende hacer frente la reforma de las pensiones.
El titular de Trabajo ha explicado que este envejecimiento está sustentado tanto desde la «base» como desde la «cumbre» de la pirámide poblacional ya que, por una lado, viene motivado por la escasa tasa de fertilidad –algo «especialmente grave» España– y, por otro, y principalmente, al incremento de la esperanza de vida.
UNA FORMULA «EQUILIBRADA» Y «CONSENSUADA»
Durante su intervención, el ministro ha hecho en repaso por las principales novedades que traerá consigo la reforma de las pensiones, que atraviesa la última fase de tramitación parlamentaria, y que, a su juicio, supone una fórmula «equilibrada» y «consensuada» para «garantizar la propia sostenibilidad del sistema».
Sin embargo, ha apuntado que va a exigir un «grado de generosidad razonable» ya que el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida propiciará que en el futuro haya «más pensiones», que se cobrarán durante «más tiempo» y serán de «mayor cuantía» que las actuales.
Según ha señalado, la reforma de las pensiones supone una «apuesta por reforzar sus tres pilares básicos», como la edad de jubilación, la base reguladora para calcular su cuantía y la integración y convergencia de regímenes.
FACTOR DE SOSTENIBILIDAD
De entre las nuevas aportaciones de la reforma de las pensiones, ha destacado, entre otras, la «gradualidad» y «flexibilidad» de la edad de jubilación; la búsqueda de un «mayor equilibrio» entre la contribución realizada y las prestaciones recibidas y, sobre todo, la introducción del «factor de sostenibilidad».
Según ha resaltado, la reforma que se está abordando introduce la necesidad de «evaluar» cada cinco años –a partir del 2027, cuando se considera acaba la etapa «transitoria»– aquellos parámetros, como la edad de jubilación o el período de cómputo, que influyen en las pensiones.
Gómez ha insistido en que la introducción de este «factor de sostenibilidad» no es un mecanismo para afectar «negativamente» al mantenimiento del sistema, sino para establecer un reparto que «resista» el incremento de la esperanza de vida, que, según ha dicho, es la «clave» para diseñar el sistema de pensiones.
«NO MAS IMPORTANTE QUE LAS ANTERIORES»
Aunque el ministro ha reconocido que se trata de una reforma «importante», ha asegurado que «no es más que las anteriores», las realizadas en 1985 y en la década de los noventa.
«Son tan importantes como la de ahora», ha dicho el titular de Trabajo, quien, sin embargo, ha destacado que, al contrario de la de 1985, ésta sí ha sido «pactada» con los interlocutores sociales.
También ha resaltado que se trata de una «reforma crucial» por el momento económico «especialmente difícil» que existe en el que –ha dicho– «garantizar el equilibrio financiero es un «elemento fundamental».
LA «VALIDEZ» DEL ESTADO DE BIENESTAR
Por otra parte, Gómez ha subrayado la importancia de las pensiones en el sistema de protección social que existe en España y en el Estado del Bienestar, cuya «validez» ha defendido.
Según ha señalado, el «principal reto» que tiene el Estado del Bienestar es llevar a cabo en la actual situación de crisis los «cambios» necesarios para hacer «salvable» un sistema que, según ha dicho, ha dado resultados «impensables».
Ha asegurado que estos nuevos «retos» que van a configurar el futuro Estado del Bienestar deben también contribuir a ayudar a «perfeccionarlo».
«Este es el camino a seguir», ha dicho Gómez, quien ha señalado que, aunque la reforma de las pensiones no va a conseguir asegurar «de ahora para siempre» la sostenibilidad del modelo, sí permitirá pensar que dentro de 40 años en Europa seguirá habiendo un sistema capaz de afrontar riesgos «impensables» en el pasado.