Pemex considera que la deuda de cerca de 1.000 millones de dólares (735 millones de euros) que asumirá para financiar su escalada accionarial en Repsol YPF tendrá un coste reducido gracias a que quedará cubierta en buena parte con los dividendos procedentes de la propia participación en la petrolera.
En el documento ‘Contexto del aumento de participación de Pemex en Repsol’, la compañía mexicana explica que la compra de un 5% adicional en la petrolera española se financiará en un 60%, o en cerca de 1.000 millones de dólares (735 millones de euros), a través de deuda.
Con la amortización a través de dividendos, Pemex podrá acometer la operación, de valor estratégico, sin elevar excesivamente su pasivo. En un documento remitido a la SEC en julio, la compañía reconoce que tiene «una cantidad sustancial de deuda», por valor de 53.200 millones de dólares (casi 40.000 millones de euros), y que «algunas agencias de ‘rating’ han expresado preocupación sobre la cantidad total» de este pasivo.
En su documento acerca de la operación en Repsol, Pemex dice contar, sin dar el nombre, con el apoyo financiero de un banco no español con presencia en la comercialización de las acciones de la petrolera española. En las notificaciones de participaciones a la CNMV de los últimos días, el banco francés Crédit Agricole ha tenido un papel destacado.
Por otro lado, Pemex cifra en 4.268 millones de dólares (3.138 millones de euros) el valor de la «captura de sinergias» con Repsol en áreas como la exploración y la producción de hidrocarburos. La operación mejorará la incorporación de reservas, elevará la probabilidad de éxito exploratorio y reducirá costes en aguas profundas.
Dentro de la estructura accionarial de Repsol, la petrolera mexicana considera que la sindicación de acciones con Sacyr minimizará el riesgo de intervención de un tercero, le fortalecerá como principal accionista del sector petrolero, mejorará el valor estratégico de la participación y, en caso de venta, le dará más opciones de recibir una prima.
Pemex entiende que, gracias a su alianza con Sacyr, podrá «incidir en decisiones estratégicas y operativas», y además podrá «ejercer influencia suficiente para incidir en decisiones» de una petrolera sin necesidad de comprar al menos el 50%, lo que le habría obligado a desembolsar entre 10.000 millones y 30.000 millones de dólares (entre 7.500 millones y 22.000 millones de euros), señala.
La petrolera mexicana también alude a su objetivo de acceder a tecnología que le permita incrementar su producción y reservas, así como de adquirir una dimensión internacional y acceder a países como Estados Unidos, India, Colombia o Cuba.
La compra de un 5% de Repsol para alcanzar un 9,8% y la sindicación de esta participación con el 20% de Sacyr se inscribe además en una estrategia para trasladar varias operaciones al exterior.
CARTERA TECNOLOGICA.
La alianza con Repsol le permitirá tener acceso a una amplia cartera tecnológica, incluido el programa de interpretación sísmica Caleidoscopio, creado en 2007 y capaz de procesar quince veces más rápido las imágenes que el resto de aplicaciones. Este programa fue desarrollado en colaboración con IBM, la Universidad de Stanford y la Universidad Politécnica de Barcelona (UPC).
Pemex desea utilizar este programa en la exploración de aguas profundas y en los campos de alta complejidad como Chicontepec, y acceder además a otras herramientas como el proyecto Sherlock, que combina geología, geoquímica y química analítica de alta resolución y que permite disminuir el riesgo geológico y aumentar la probabilidad de éxito exploratorio.