Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y Colombia son los países que registraron disminuciones significativas en sus tasas de pobreza
La pobreza en Iberoamérica se redujo un 17 por ciento en las últimas dos décadas, pasando del 48,4 por ciento al 31,4 por ciento entre los años 1990 y 2010, de acuerdo al último informe presentado en Chile por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Los niveles de indigencia también cayeron durante ese período 10,3 puntos, hasta el 12,3 por ciento, la tasa más baja registrada en las últimas décadas.
«La pobreza y la desigualdad han seguido disminuyendo en la región, lo que es una buena noticia, especialmente en el contexto de crisis económica internacional», comenta Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal.
El informe «Panorama social de América Latina 2011» estima que este año la tasa de pobreza caerá a 30,4 por ciento, mientras que la de indigencia podría subir levemente a 12,8 por ciento, debido a que el alza en los precios de los alimentos contrarrestaría el incremento previsto en los ingresos de los hogares.
Al cierre de 2010, unas 117 millones de personas vivían en situación de pobreza y unas 70 millones eran indigentes. De acuerdo entonces a las proyecciones de la Cepal, la región cerrará este año con 174 millones de habitantes en situación de pobreza, 73 millones de ellos en condiciones de pobreza extrema o indigencia.
La disminución de la pobreza se explica principalmente por un incremento de los ingresos laborales. Las transferencias públicas monetarias también contribuyeron, pero en menor grado, explica la Cepal en el informe.
«Enormes brechas»
«Sin embargo, estos logros están siendo amenazados por las enormes brechas que presenta la estructura productiva de la región, y por los mercados laborales que generan empleos de baja productividad, sin protección social», alertó Bárcena.
Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y Colombia fueron los países que registraron disminuciones significativas en sus tasas de pobreza entre 2009 y 2010. Honduras y México fueron los únicos con incrementos relevantes en sus porcentajes de pobreza (1,7 y 1,5 puntos, respectivamente).