Los cuartos han caído en Bilbao, Cartagena y Tenerife
Las provincias de Huesca y Valencia han sido las más afortunadas en el Sorteo Extraordinario de Navidad, que este año ha repartido 2.520 millones de euros.
La localidad oscense de Grañén y la valenciana de Manises, donde se han vendido íntegramente el Gordo y el segundo premio, respectivamente, han recibido una lluvia de millones en una jornada en la que la mayoría de los premios han estado muy repartidos.
El número 8 ha sido el gran protagonista y el más repetido en este sorteo, en el que por primera vez han entrado en el bombo los números del 85.000 al 100.000.
El Gordo más grande la historia del sorteo ha madrugado este año. A las 9.57 horas de este 22 de diciembre de 2011, los Niños de San Ildefonso han cantado el número más esperado, el 58.268, vendido en la localidad de Grañén (Huesca), situada en la deprimida comarca de Los Monegros
El premio está dotado con 4 millones de euros por serie (400.000 al décimo), frente a los 3 millones del año pasado (300.000 al décimo).
LLUVIA DE MILLONES EN ARAGÓN
A pesar de la crisis, Aragón acaba el año de fiesta. Especialmente las provincias de Huesca y Zaragoza, donde el sorteo de la lotería de Navidad ha repartido millones y sonrisas como nunca.
Solo faltó Teruel. Allí, esta vez, la suerte apenas acompañó con un décimo del primer premio. En total, en Aragón se ha cantado el Gordo, un tercer premio y cinco quintos.
MITOS Y SUPERSTICIONES
Popularmente conocido como el sorteo del Gordo, debido a lo jugoso de su primer premio, el sorteo de la Lotería de Navidad es ya un evento popular con tantas supersticiones como tradiciones.
Una de ellas es darle nombres o apodos a las terminaciones de los décimos, que han cobrado vida propia gracias a los nombres pintorescos con los que han sido identificados con el paso de los años para diferenciarlas unas de otras.
Algunos de ellos resultan muy curiosos como la muerte (00), la agonía (99), la cama (04) o la «con perdón» (96), y así hasta cien terminaciones que han logrado extraerse de tradiciones del levante español.
Muchos de esos nombres son escogidos como números de la suerte para los aficionados a la Lotería de Navidad y cada año son tenidos en cuenta fielmente a la hora de comprar un décimo.
Por tradición o superstición, el caso es que son nombrados por su nombre muy a menudo en las administraciones de lotería.
Las cifras ya están unidas a estos apelativos tradicionales que evocan a costumbres populares, por ejemplo, para pedir el 11 solo hay que llamarlo «el Clavel» y el 22 «la Poma», pero si lo que prefiere es el 37, deberá pedir «la Espada y Daga»o si se trata del 48 tendrá que llamarlo «la Negra».
El número 77 fue denominado de la misma forma en muchas provincias, con el nombre de «las Banderas», aunque en otras se estableció como «Banderas italianas».
Hay terminaciones que cogieron nombre de provincia como el 28 también llamado «Alicante», el 29 «Aragón»; e incluso se bautizaron como países, el 20 «España» y el 21 «Francia» hasta llegar al «Mundo» en el 47 o a hasta «la Luna» con el 7.