Como presidente, Néstor Kirchner (2003-2007) tuvo en el poderoso sindicalista Hugo Moyano, gran piquetero, a uno de sus principales aliados.
Pero tras la muerte del mandatario argentino, en octubre de 2010, la relación del líder sindical con el Gobierno de Cristina Fernández comenzó a agrietarse.
Moyano presionó para incorporar a sus colegas en las listas del peronismo en los comicios generales de octubre pasado, pero Fernández le dijo que no.
La Jefa optó por recostarse en la agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora y ganó las elecciones con el 54% de los votos.
Entonces se desató una guerra, hasta ahora retórica y solapada, que puso en riesgo el matrimonio de conveniencia político-sindical.
Este 27 de junio de 2012 llegó el divorcio exprés con la primera huelga general de los últimos 12 años. La encabezó Moyano.
Miles de trabajadores se sumaron a la marcha convocada por la mayor central obrera de Argentina, la Confederación General del Trabajo (CGT), que congrega a unos 150.000 afiliados y es liderada desde 1987 por Moyano, quien va por su séptima reelección en julio.
El polémico sindicalista, que encuentra sus orígenes en el peronismo de derecha, organizó un acto en la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, para exigir al Gobierno de Fernández que eleve la cantidad a partir de la cual los trabajadores deben tributar por el Impuesto de la Renta sobre sus salarios.
Lógica del escorpión Formalmente, la medida de fuerza es ese reclamo en materia tributaria, entre otras demandas. Pero tiene un claro trasfondo político en el marco del combate que protagonizan Moyano y la presidenta.
De hecho, la manifestación de este 27 de junio también fue convocada en rechazo a la denuncia por presuntas «amenazas agravadas» presentada el pasado jueves por el Ejecutivo contra Moyano y su hijo Pablo, el segundo en jerarquía como secretario adjunto del gremio de los camioneros.
Así, mientras papá Moyano se ocupa del área de transporte de caudales, la distribución de los combustibles y el reparto de la Prensa, su hijo domina el traslado de los alimentos, la recolección de la basura y el reparto de correos.
La presidenta calificó de «extorsión» e «injusta y poco solidaria» la huelga general de ayer, que coincide con el día en que hace 37 años, en tiempos de Isabelita Perón, los gremios peronistas llenaron la plaza de Mayo.
«Hay actitudes que cuesta entender desde la lógica gremial o política. El mundo está en el Titanic y nosotros en un bote que nosotros mismos construimos y está aguantando la tormenta. A quienes principalmente beneficia el proyecto están tratando de pinchar el bote con la lógica del escorpión», dijo Fernández, quejumbrosa.
A las protestas concurrieron los gremios alineados con Moyano (sobre todo camioneros), pero no otros sectores de la CGT, ni de la Central de Trabajadores de Argentina, ni los principales partidos políticos de forma orgánica.