Antes de lanzarse a esta aventura inmobiliaria poco corriente, hay que tener en cuenta algunos factores, como las condiciones climatológicas
Comprar una isla ya no es cosa de estrellas de Hollywood o multimillonarios. De hecho, existen opciones más económicas que adquirir un piso en una ciudad pequeña española.
La isla de Gatún, en Panamá, en el lago del mismo nombre, está a la venta por unos módicos 22.360 euros, por ejemplo, según información de expertos en consumo.
También existen otras opciones en Canadá, como la isla de McGibbon, con un coste de algo más de 26.000 euros y una sola pega: las construcciones no aguantan las inundaciones que azotan a este enclave en primavera.
Por algo más de dinero, en concreto, 57.000 euros, en lugar de una isla, podemos comprar una parcela en una de las 43 ínsulas no protegidas de la Polinesia, un archipiélago de alto caché y prestigio social.
Antes de lanzarse a esta aventura inmobiliaria poco corriente, hay que tener en cuenta algunos factores, como las condiciones climatológicas, la facilidad de instalarse y poder vivir allí -muchas islas están deshabitadas- o el estatus legal que puede limitar la propiedad privada.