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Las primeras altas de españoles en la seguridad social de Reino Unido por contratos de trabajo se han triplicado en los últimos diez años, pasando de los 11.000 registrados en el año 2002 hasta los 30.000 de 2011.
Según ha explicado la socióloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Amparo González, estas cifras sirven para «tener una idea» de cómo aumenta el flujo de emigración española.
En este caso, las cifras de altas en Reino Unido aumentaron en 6.000 en tan solo un año desde 2010, lo que «hace evidente» el impacto de la crisis en España.
Los datos del Censo de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA) recogen que un total de 176.770 personas emigraron en los últimos cinco años, si bien González recuerda que se trata de una cifra que únicamente cuenta una pequeña parte de las salidas.
«Solo una minoría de los que se marchan se inscriben como residentes en los Consulados españoles en el exterior e, incluso a esos pocos que cuentan, no los cuentan en el momento justo de marcharse sino, generalmente, algunos años más tarde. Por ello, como mucho, las cifras españolas nos sirven solo para detectar tendencias con algo de retraso, pero nunca la magnitud real del flujo».
No obstante, la socióloga no considera que se trate de una cifra de «emigración masiva», puesto que abandonar España es «una empresa costosa y arriesgada» y no hay mucha gente con los recursos adecuados, tales como redes de apoyo, conocimiento del idioma o pocas ataduras financieras y familiares.
A pesar de que el perfil del emigrante español es difícil de trazar por falta de datos, las cifras sugieren que los ciudadanos que abandonan el país podrían estar entre un grupo de edad de 35 a 44 años, prácticamente igual por sexos y de gente con recursos, no sólo económicos sino también en términos de información o redes, entre otros.
«Dicho de otro modo, las personas que llevan desempleadas más de dos años, por ejemplo, es más improbable que se marchen, pues en general carecen de los recursos necesarios para ello, individual y familiarmente. Lo habitual en la migración internacional es la auto-selección positiva».
Extranjería «descafeinada»
En cualquier caso, ha incidido en que la actual emigración española se trata de «una situación nueva», debido precisamente a la cualificación de las personas que se han marchado.
«Se trata de emigración más cualificada que la de los años 60 y 70 que es recibida en países donde su extranjería es una ‘extranjería descafeinada’, gracias a los derechos reconocidos a cualquier ciudadano comunitario en los países de la UE y EEE».
Por ello, también resulta más «complicado» calcular una fecha de posible retorno, a lo que se suma según González la «negación» del Gobierno respecto a que la emigración esté creciendo y sea «algo preocupante».
«No existe nada parecido a una política de contacto con la nueva emigración española. Si seguimos así, difícil que vuelvan».