Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones
Los líderes del movimiento Pase Libre de Sao Paulo, uno de los principales convocantes de las protestas que tienen lugar desde hace dos semanas en Brasil, han asegurado este sábado que mantendrán el llamamiento en las redes sociales a manifestarse, después de que otros dirigentes anunciasen la suspensión de las movilizaciones.
«No paramos las manifestaciones. Siempre hemos defendido que la lucha contra la subida del precio del autobús continuará, incluso aunque las autoridades hayan anulado ese aumento. Ahora luchamos para conseguir que sea gratis», expica la organización en su página de Facebook.
«Solo la lucha cambia la vida», añade el grupo, que ha actuado como detonante de otras reivindicaciones juveniles en todo el país.
El viernes por la mañana, varios líderes del colectivo habían anunciado que no convocarían nuevas manifestaciones en rechazo a la violencia mostrada en los últimos días, especialmente el jueves, de la que culparon a otros grupos conservadores infiltrados.
El anuncio contrasta con la previsión de las autoridades que esperan que la movilización pierda intensidad tras el pronunciamiento de anoche de la presidenta, Dilma Rousseff, que convocó a los manifestantes al diálogo y propuso un gran pacto nacional para discutir mejorías en los servicios públicos.
«Voy a recibir a los líderes de las manifestaciones pacíficas, de sindicatos y asociaciones populares pues precisamos de todas sus contribuciones, reflexiones y experiencias».
Este mismo sábado, 22 de junio de 2013, ya han sido convocadas nuevas manifestaciones en siete capitales regionales y 61 ciudades de interior, fruto del escepticismo con el que se ha acogido el mensaje de Rousseff en las redes sociales.
En concreto, se prevén protestas en Belo Horizonte y en Salvador de Bahía, donde deben disputarse dos partidos de la Copa Confederaciones: el Japón-México y el Brasil-Italia, respectivamente.
Las autoridades han aumentado considerablemente la seguridad y el número de agentes desplegados en las sedes del torneo. También se esperan protestas en otras 12 ciudades, entre ellas la capital, Brasilia, y Sao Paulo.
Acampada en la casa del gobernador
La pasada noche, cerca de 50 manifestantes acamparon frente a la residencia del gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, donde amenazan con permanecer hasta ser escuchados por el gobernante.
La protesta por mejores servicios públicos, una de las tantas que sacuden a Brasil, comenzó en la tarde del viernes en el turístico barrio de Ipanema, desde donde unos 1.000 manifestantes marcharon hasta el vecino barrio de Leblon para estacionarse frente a la residencia particular de Cabral.
Los manifestantes, que esperan refuerzos este domingo, quieren que el gobernador se pronuncie sobre supuestos excesos de la policía en la represión a la manifestación del pasado jueves que congregó a cerca de 300.000 personas en el centro de la ciudad y que terminó en un enfrentamiento entre pequeños grupos violentos y la policía que se extendió por varias calles.
Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas contra la corrupción y los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.