Ni siquiera me hacía falta la denuncia de Alfonso Rojo en Periodista Digital y el contundente reportaje, con datos incontestables, de Francisco Mercado en El Pais
Pablo Iglesias y su dos lugartenientes, Monedero y Errejón, en el mitin que cada mañana ofrecen, este 23 de3 junio de 2014 trasladaron el plató al Ritz, en alguna de las televisiones «tomadas» (las que que les retransmiten y jalean muy gustosamente, particularmente la del señor Vasile quien ha definido al personaje mediático como su nueva Belen Esteban), repiten sin descanso ni pausa su denuncia contra la «casta».
La «casta» son todos los demás, todos lo políticos, todo el sistema, todos los periodistas, todos los empresarios, todo el mundo mundial menos ellos y sus seguidores.
La «casta» fue bautizada así y en referencia a los que han hecho de los partidos su patria y trabajo por muchos que la criticaron pero ahora parece que la expresión es propiedad intelectual de estos señores que tienen ademas en exclusiva la franquicia de dar carnes de pertenencia o no a ella.
Por el momento es necesario reconocer que en efecto ellos no son parte de la casta politica española. Por el momento. Veremos de aquí a unos meses y en que queda, de entrada eso de que se iban a conformar con 1.900 euros.
Que ya me cuentan que a ellos añadirán las dietas hasta los 6.500 porque con eso no da para piso y vivir en Bruselas, que me lo creo, pero que lo digan y no vayan de «franciscanos descalzos».
También habrá que aclarar si en el concepto casta metemos a la universitaria, esa que se retroalimenta, o sea que empiezan recibiendo clases, se cuelan por los departamentos y acaban dándolas ellos y heredando el control de los mismos.
En nuestra universidad hay cátedras mas hereditarias que las monarquias que tanto detestan. O sea, que lo de no ser «casta universitaria» ya no lo tengo yo tan claro.
Pero acepto la mayor, «casta política española», no son. Es de justicia reconocerlo.
Pero hay más casta política por ahí y lo que si parece muy cierto es que casta política venezolana y chavista han sido los tres durante mas de un lustro. Porque son ellos quienes como tal señalan a los asesores politicos y toda esa fauna que medra alrededor de loas administraciones y los partidos politicos.
Y eso no me podrán negarlo, porque lo he visto con mis propios ojos.
Ni siquiera me hacía falta la denuncia de Alfonso Rojo en Periodista Digital y el contundente reportaje, con datos incontestables, de Francisco Mercado en El Pais donde demostraba los cobros de cerca de 4 millones de euros por una fundación creada e instrumentalizada por ellos para esos fines.
El asesorar a Chavez y ahora a Maduro era su principal objetivo y el régimen venezolano casi su único cliente.
En el año 2008, en el trascurso de una visita con un nutrido grupo de periodistas, todos nosotros miembros de un conocido foro de prensa, recalamos en Caracas.
Allí nos habíamos entrevistado con representantes de la oposición y, como es lógico, pedimos hacerlo también con los del gobierno.
No fue fácil, no eran muy partidarios de verse con nosotros, a pesar de que en el grupo no faltaban periodistas de marcadas simpatías por la izquierda. Al fin accedieron.
Pero cual no fue nuestra sorpresa cuando al hotel donde estaba previsto el encuentro no acudió venezolano alguno sino dos «asesores» españoles del Gobierno chavista, que como tal se nos presentaron.
El uno era el ex diputado comunista de IU, Victor Rios, y el otro alguien que entonces no conocía y ahora conocemos todos, el señor Monedero.
Pasaban largas estancias, junto con el señor Iglesias, en Caracas, vivían muy bien en Caracas, gozaban de grandes prebendas en Caracas, cobraban una pasta larga por asesorar en Caracas y disfrutaban de todos los beneficios que el régimen venezolano les proporcionaba.
Que no les guste que se sepa es otra cosa, que pretendan que sobre ellos no puede ejercerse el derecho de información es algo que el periodismo y no el agiprop que ellos entienden como tal no puede ni va a consentir, por muy Podemos que sean.
El lunes en el Ritz se produjo un incidente. Un ciudadano interpeló a Pablo Iglesias por ese asunto. Era el famoso camarero «héroe» del 25 S al que tanto jalearon entonces.
No sé si recuerdan que fui de los pocos que le llamó farsante, que su peregrinaje por las teles acusando a la policía de franquista me pareció una pantomima. Mi argumento fue muy simple, si hubiera sido la policía de la dictadura y su televisión a buenas horas le había dejado montar semejante circo.
Así pues de tal histrión es preciso hacer el mayor de los desmarques. Y del que se aplaudan esos títeres, los hagan los de Podemos, como la coacción y encerrona que Iglesias y Errejón montaron en la facultad de Politicas, que fue la mía en los años duros del franquismo y la clandestinidad, a Rosa Díez, o los sufran ellos mismos, como en el Ritz. Me parecen siempre un despropósito.
Pero la respuesta de Iglesias es simplemente un mentira. Fueron asesores, bien pagados, muy bien pagados, aúlicos, representantes ante la presa, defensores a ultranza de ese Régimen. Lo siguen siendo.
Pero ahora han pasado la consiga de que mejor esto se sepa poco. Como que tampoco se sepa mucho de su connivencia y estrategia común con los voceros legalizados de ETA, aunque ya llegan a compartir el mismo y esencial postulado.
Que la violencia, los mas de 800 asesinatos, la extorsión, los secuestros, los estragos, los incendios, el terror en suma, tienen justificación política.
Me alegré profundamente que Podemos compareciera ante las urnas y espero que lo siga haciendo, Los felicité por su 1,25 millones de votos.
Pero han de entender que la ciudadanía tiene derecho a saber quienes son en verdad, cual es su referente y cual su alternativa para nuestro país. Pero quizás él que sepamos eso es lo que no les interesa ni les gusta.