Según la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Violencia, (que el gobierno rechaza) asesinaron en Venezuela a 24.763 personas, una tasa de 79 homicidios por cada 100 mil habitante
La situación de Venezuela es tan dramática que este año el Banco Central de Venezuela, por presiones del Gobierno, decidió dejar de entregar con frecuencia mensual el reporte de la inflación y la escasez.
Se entregan, cuando se entregan, reportes con meses de atraso.
Los economistas andan a tientas. Los venezolanos saben que el dinero cada día vale menos, se han acostumbrado a perder horas en filas para poder comprar productos regulados con sus magros salarios (El embajador de Venezuela enumera los beneficios para España de la llegada de Podemos al poder).
Y se han habituado, en general, a un estado de calamidad sin precedentes en el último medio siglo (La arruinada Venezuela chavista se queda más sola que la una ).
El Gobierno dice enfrentar una guerra económica y los empresarios se quejan de que en estas condiciones macroeconómicas es imposible producir.
Como explica Alfredo Meza en ‘El País’ este 27 de diciembre de 2014, la drástica caída de los ingresos petroleros venezolanos, que se ha sentido especialmente en el último tramo del año, ha provocado que Maduro haya recortado la asignación de divisas a la empresa privada y particulares.
Venezuela es hoy un gran estado maula que debe al sector privado nacional e internacional unos 20.000 millones de dólares.
La deuda más escandalosa es la que mantiene con las aerolíneas internacionales, de unos 3.500 millones de dólares (Urosa denuncia la «corrupción colosal» en Venezuela).
En una decisión sin precedentes estas compañías decidieron recortar frecuencias y mantener una operación mínima en el país.
El aeropuerto internacional Simón Bolívar, la principal terminal del país, apenas tiene movimiento a media mañana y en la noche. Hoy aterrizan en Venezuela la mitad de los vuelos de 2013.
Para 2015 el Gobierno enfrenta un año electoral: se renovarán los diputados nacionales.
En esas épocas suele aumentar el gasto público para asegurarse los votos necesarios para mantener el control de las instituciones, pero esta vez todo será distinto.
Al tener menores ingresos y un barril de petróleo que cada vez más se cotiza a la baja –para el 19 de septiembre la cesta petrolera local costaba 51,26 dólares, una caída de 50 dólares en seis meses- el régimen está obligado a efectuar un ajuste fiscal y a devaluar la moneda.
NOTA.- Pinchar para leer artículo completo en ‘El País’