"Sin productividad y con constante presión de los bancos y los prestamistas no queda más opción"
Cuando Ram Rao Narayan descubrió que iba a perder su cosecha por tercer año consecutivo, decidió suicidarse.
Aunque él sobrevivió, otros muchos granjeros de la India lo intentarán durante este año con éxito. El cóctel de bajo desarrollo tecnológico y mal tiempo, formado por lluvias intensas o sequías, provoca un drama que ya se ha cobrado la vida de 300.000 personas durante los últimos 20 años, según la Oficina Nacional de Estadísticas del Crimen de India (NCRB, por sus siglas en inglés).
DEUDAS
Según declaró Narayan al medio inglés «BBC Mundo», su situación es insostenible. Sus deudas ascienden a los 35.000 dólares, una cifra alcanzada por los préstamos que pidió para mantener su granja y poder pagar la dote del matrimonio de su hija. Su principal fuente de ingresos proviene del cultivo de algodón, un bien que ahora padece la caída de precios en el mercado internacional.
Una situación sobre la que ya advirtió el pasado octubre el Comité Consultativo Internacional del Algodón (CCIA), perteneciente a Naciones Unidas, que predijo una reducción de las ventas en 2015. Este contexto adverso viene estimulado por China, el mayor importador del producto en el mundo, que anunció en septiembre que reduciría su demanda.
«El gobierno debería perdonar los préstamos a granjeros y debería triplicar lo que nos pagan», afirmó el Narayan.
El afectado vive en el estado de Maharashtra, situado en el oeste de India. Según un estudio del NCRB, esa región regristró el mayor número de muertes por suicidio en el año 2013. Un periódico del país, «The Hindu», se hizo eco de la situación. Entre enero y marzo de este año, 257 granjeros de la zona se suicidaron «como resultado de la crisis agrícola». Un total de 800 muertes durante 2014.
Mohanbhai Kundaria, ministro de Agricultura de la India, anunció entonces su intención de «revitalizar el sector agrícola y mejorar las condiciones de vida de la comunidad granjera con bases sostenibles».
Un plan que incluye «la entrega de préstamos», dado que los altos intereses exigidos por los especuladores locales, que pueden alcanzar el 25%, ahogan a los trabajadores de Mahranshtra. Bhaskar Deovalvar, otro de los afectados, lo explica:
«Sin productividad y con constante presión de los bancos y los prestamistas no queda más opción para los granjeros que matarse».
Ahora vuelca sus esperanzas en el futuro. Desea que su hijo, estudiante universitario, obtenga un empleo que permita a su familia salir adelante.
La Comisión Nacional de Granjeros (NCF, por sus siglas en inglés), una organización fundada en 2004, también hizo hincapié en el problema de los préstamos en un informe publicado en 2006. El documento proponía, entre otras medidas, reducir los tipos de interés al 4% «con apoyo gubernamental». Una propuesta que debía asegurar sobre todo la estabilidad y el trabajo de los agricultores más pobres.
Actualmente, las autoridades indias aplican un programa de compensaciones económicas para las familias de los grajeros que se suicidan. Sin embargo, hay voces que denuncian la pertienencia de esta ayuda.
Así lo expresa el psiquiatra Vikram Patel, profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Durante unas declaraciones a «BBC Mundo», indicó que el problema es azuzado por la depresión y el alcoholismo que padecen algunos habitantes de la zona. La asistencia médica, para el especialista, debe sustituir a la económica.