Un tribunal de la época juzgó a sus sirvientes, que fueron declarados inocentes
El economista irlandés Richard Cantillon no pudo disfrutar del éxito de su obra.
Según da cuenta ‘ABC’, el primer teórico que centró sus estudios en la economía había conseguido amasar una fortuna gracias, en parte, a su habilidad para la especulación, pero la muerte le sorprendió antes de poder disfrutar de su fama.
En 1734, su ostentosa mansión de Londres se incendió con él dentro. Poco después se supo que el fuego se originó para ocultar el asesinato de Cantillon, que ya estaba muerto cuando su vivienda comenzó a arder.
Un tribunal de la época juzgó a sus sirvientes, que fueron declarados inocentes, por lo que el principal sospechoso del crimen pasó a ser su cocinero. El empleado había sido despedido tres semanas antes por el irlandés. Nunca se encontró al sospechoso, que huyó al extranjero poco después del asesinato.
La obra del economista fue publicada sin mayor repercusión en 1755. Años más tarde el economista británico W.Stanley Jevons calificó el ensayo como «la cuna de la economía política» y creó una corriente de seguidores de Cantillon. De hecho, las ideas del afrancesado llegaron a otras corrientes económicas (como los neoclásicos, fisiócratas o inlcuso marxistas), que las tomaron en cuenta y sentaron sus doctrinas alrededor de ellos.
Un especulador del siglo XVII
Antes de que se produjera su misteriosa muerte, Cantillon había vivido en media Europa. Probablemente nació en el condado irlandés de Kerry, en el seno de una familia de aristócratas. Como muchos otros católicos, la familia emigró de Irlanda a Francia en los primeros años de vida de Cantillon, que comenzó a desarrollar su faceta de emprendedor en el banco de su primo.
Además de ello, también trabajó como contable del pagador general de los ejércitos ingleses durante la Guerra de Secesión española (1701-1713). En pocos años se convirtió en un banquero de renombre en toda Europa mientras ascendía en la estructura de la entidad financiera de su primo, hasta que aproximadamente en 1716 le compró el banco.
Después de ello, Cantillon decidió decicarse a la especulación. Se asoción con John Law, economista escocés, y este le introdujo en las finanzas de la Corte francesa.
Law se convirtió en el asesor financiero del gobierno francés y desató, mediante la masiva inyección del papel moneda, una fuerte inflación que provocó una burbuja especultativa en torno a la Compañía del Mississippi en 1720. Law terminó arruinado; Cantillon, no.
Y es que el irlandés fue consciente de que la burbuja terminaría estallando y vendió sus propias acciones de la Compañía, además de las que le habían dejado sus acreedores como garantía. Después de que el precio de los títulos se desplomara, exigió a todos sus socios el pago de las deudas. En ellas se contemplaba el pago de tipos de interés superiores al 50%.
La circulación del dinero
Quizás fue esta experiencia lo que le llevó, pocos años más tarde, a escribir su exitosa y única obra. En la década de 1730, Cantillon desarrolló «Essai sur la nature du commerce en général» (Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general). En dicho escrito, el economista explicaba, desde una perspectiva microeconómica, cómo la expansión monetaria por parte de las autoridades conducen al aumento de precios.
Además, el economista también hablaba de los efectos que generaba en los tipos de interés el aumento o la disminución de la oferta monetaria. En función de las manos por las que pasaba el dinero, los tipos podían descender o aumentar.
Por todo ello, una de sus mayores aportaciones fue la velocidad de circulación del dinero, analizando los factores que la determinan y la importancia que tienen estos en el valor del dinero.
En una época donde las relaciones económicas eran muy básicas y estaban dominadas sistemas autárquicos, Cantillon desarrollaba ideas que luego fueron tomadas en cuenta por el liberalismo económico.
Como menciona Murray N. Rothbard en el libro «Historia del pensamiento económico», Cantillón fue de los primeros autores en separar el análisis político de la ética o la política.
Antes de su tesis, el resto de «economistas» aportaban sus análisis para favorecer el poder del Estado, mientras que en la época medieval y el renacimiento se enmarcaba este análisis en un terreno moral y teológico.
Cantillon apreció la necesidad de separar la economía de otros ámbitos.