Soy un gran fan de la simplicidad, tanto para las estrategias y la innovación como para la productividad personal.
En un mundo complejo, no sirve de nada hacer las cosas más difíciles de lo necesario.
Es tan fácil complicar las cosas… (incluso yo mismo lo hago).
Pero hay tres preguntas que utilizo en consultoría con ejecutivos que se pueden aplicar a topdos los problemas con los que la gente se encuentra en los negocios y en la vida diaria.
La clave para lograr ese primer premio podría estar en responder positivamente a estas tres preguntas.
A riesgo de repetirme severamente, creo que estas tres preguntas pueden ayudar a resolver cualquier problema.
No te fíes de mi palabra. Pruébalo tú mismo.
Piensa en cualquier problema que estés tratando de solucionar en este momento -un compañero de trabajo complicado, cambios en tu negocio provocados por la revolución digital o incluso, por ejemplo, la lucha por conseguir ponerte en forma- y hazte a ti mismo, honestamente, estas tres preguntas:
1. ¿Realmente estás dispuesto a cambiar lo que has estado haciendo hasta ahora?
Es imposible que consigas lograr nada hasta que respondas «Sí» a esta pregunta.
De lo contrario, todo queda en palabras.
Piénsalo. Las empresas que tienen dificultades para adaptarse a las condiciones cambiantes de los negocios se quedan estancadas, prácticamente solas, cerradas al cambio.
Esto no significa que las empresas no puedan cambiar, sino que no están dispuestas a hacerlo.
Las compañías de taxis del mundo entero se negaron a ofrecer un mejor servicio a un precio menor, y por eso Uber y otras empresas emergieron y se llevaron parte de su negocio.
¿Y qué hay de tu propia vida? ¿Ese colega que es, de por sí, poco colaborador? Continuará siéndolo hasta que tenga una razón para no hacerlo.
¿Estás preparado para enfrentarte a él? Si trabaja para ti, ¿estás preparado para reasignarlo o despedirlo si fuera necesario?
Podría tomarte mucho trabajo, pero si no estás dispuesto a hacerlo, entonces no te quejes.
¿Y la compañía que está atrapada en un mundo analógico cuando todo a su alrededor es digital?
Piensa en Facebook: el gigante social estuvo dispuesto a cambiar de escritorio a móviles, y ahora el 80% de sus ingresos proviene de celulares.
Hay muchas razones por las cuales las empresas no cambian, enfrentándose a un gran desafío, pero yo diría que su poca disposición a hacerlo está entre las primeras de la lista.
A estas alturas, ya te será fácil atar cabos con otro ejemplo que te propongo: el desafío de mejorar tu condición física.
A pesar de todas las excusas que solemos utilizar -estamos demasiado ocupados, en realidad no tenemos ningún problema o ya lo haremos más tarde- la razón por la que elegimos no ir al gimnasio o seguir una dieta más saludable es porque, en realidad, no queremos.
Todos nosotros -tanto individuos como empresas- podríamos gozar de una mejor salud personal y corporativa si estuviéramos dispuestos a reconocer las cosas que podemos mejorar y si tuviéramos las agallas de hacer algo al respecto.
No hay nada que pueda reemplazar el coraje de decir «sí».
2. ¿Puedes pensar en una mejor estrategia o idea que el status quo?
Incluso si estás dispuesto a cambiar, necesitas encontrar una solución a tu problema.
Nada se logra hasta que estés listo para aceptar el cambio.
En algunos casos, es bastante sencillo.
Estar más sano por haber mejorado tu dieta y hacer más ejercicio no es precisamente un secreto o una solución revolucionaria.
Pero otras veces es más difícil.
Las empresas pueden disponer de sus ejércitos de consultores para ayudarles a dar con soluciones a sus problemas, pero la idea anticuada de esperar que a ti y a tu equipo se les ocurran las ideas no es del todo descabellada.
Pongamos Blockbuster o Netflix como ejemplos.
Hace tiempo que estaba claro que las descargas digitales se convertirían en la mejor solución para la mayoría de la gente, en lugar de ir a la tienda de DVDs del barrio.
Y que serían en una solución más beneficiosa para las empresas que fueran capaces de proporcionar ese servicio.
Blockbuster tenía opciones: comprar Netflix cuando todavía era un negocio pequeño y dirigirlo como una entidad independiente, crear su propio «Netflix» y hacer lo que siempre habían hecho para quienes todavía preferían navegar entre los estantes de sus tiendas… O lo menos inteligente, quedarse como estaban.
Al final, cuando era demasiado tarde, Blockbuster intentó crear su propia versión de Netflix, pero colapsó bajo el peso del cambio.
La cuestión es que cuando tienes la mente abierta, eres curioso y creativo, tienes varias opciones.
3. ¿Puedes ejecutar la solución elegida?
Aquí es cuando llega el momento de la verdad.
Se trata, por un lado, de romper patrones firmemente establecidos.
No importa cuán fantástica sea tu idea estratégica; si no puedes ejecutarla, estás perdido.
Así es como debería ser, por supuesto, pero eso no lo hace más sencillo.
Blockbuster creó una pequeña unidad diseñada para replicar Netflix, pero esta murió pronto en una cultura corporativa que sólo conocía un modelo de negocio.
Tratar con ese colega complicado requiere valor y un buen plan de acción, y tienes que mantener esa difícil conversación.
O debes convencer a los demás para trasladar a la persona problemática a otro lugar donde pueda aportar más valor y causar menos daño.
O tienes que iniciar un proceso normalmente largo para documentar el motivo de despido.
Y todo esto es un trabajo duro.
Incluso ir al gimnasio y comer de forma más saludable no sucede por sí mismo.
Tal vez necesites un entrenador personal para mantenerte motivado (y elevar el nivel de vergüenza si lo dejas o la tensión financiera si tienes que pagar por una clase de entrenamiento a la que no fuiste).
¿Estás listo para dar el siguiente paso?
Si no cuentas con la disciplina personal para no caer en la tentación de esas maravillosas papas fritas, hay toda una industria que surgió para ayudarte a ejecutar tu estrategia de comida saludable: clubes de dieta, programas dietéticos y montones de aplicaciones.
No pretendo subestimar la dificultad de responder, con acciones, a estas preguntas.
Cada paso del camino es un reto, desde tener el coraje de cambiar y desarrollar creativamente una nueva forma de hacer las cosas, hasta hacer que sucedan de verdad.
Pero estas tres preguntas siempre estarán en el centro de cualquier solución.
Lograr algo mejor como individuo o como empresa es posible. No tiene que ser tan confuso o abrumador.
Si lo piensas realmente, tienes todo lo que necesitas para resolver tus problemas.
Sydney Finkelstein es director del Centro de Liderazgo de la Escuela de Negocios Tuck, en el Dartmouth College. Su nuevo libro es «Superbosses: How Exceptional Leaders Manage the Flow of Talent» (Superjefes: cómo los líderes excepcionales gestionan el flujo del talento).