El Escarabajo, modelo de Volkswagen que se ganó el corazón de los conductores, dejó de producirse en la última planta del mundo que lo fabricaba, ubicada en Puebla (México). Pese a los modelos más modernos de la marca, los conductores de la región confiaban en la sencilla versión original, valorada por su fiabilidad, su facilidad de reparaciones y, sobre todo, su capacidad para desplazarse por las empinadas calles.
Estos coches redondeados, ruidosos y con el motor en la parte trasera se han convertido en una obsesión para algunos después de que la producción del Tipo 1 se cancelara en 2003 y el nuevo diseño no lograra impresionar a la mayoría. La fábrica de VW en Puebla, al sureste de la capital, fue durante mucho tiempo la única planta del mundo que seguía haciendo los escarabajos clásicos, y hace poco se convirtió en la única que seguía produciendo los más modernos.
Se prevé que la última unidad sea llevada a un museo local. El modelo tenía distintos apelativos. En Alemania se popularizó como Käfer (Escarabajo). En los países de habla inglesa, fue vendido como Beetle, mientras que en Francia y otros países francoparlantes fue denominado Coccinelle (Mariquita).
Origen en la Alemania nazi
El nacimiento del «Vocho» o «fusca» tuvo lugar en Alemania, donde el dictador Adolf Hitler propuso crear un automóvil de bajo costo para uso popular. En 1938, con la salida de los primeros coches, fue denominado KdF-Wagen (Kraft durch Freude Wagen, en alemán, «El coche de la fuerza mediante la alegría»).
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, su producción fue limitada, ya que las fábricas se dedicaron a los vehículos militares. Dos años después del fin del conflicto, ya reanudada la serie, comenzó a ser exportado y ganarse el afecto de millones de conductores hasta convertirse en objeto de admiración en numerosas subculturas, como la hippie y el tuneo. En todo el mundo existen numerosos clubes de propietarios y fans de este modelo.
Aunque la producción en Wolfsburgo terminó antes de 1980, continuó siendo fabricado en América Latina. Ahora, algunos mecánicos mexicanos prefieren hacerse con los autos para su uso personal. Bernardo García, quien trabaja en Progreso Nacional, tuvo su primer Escarabajo cuando tenía 13 años y no ha dejado de comparlos desde entonces. García dijo que el auto, ahora una reliquia, siempre será su favorito por su combinación de valor y eficiencia.
Su última compra es un «vocho» de 1975 para arreglar que es más viejo que él. «Creo que el coche tiene más documentos que yo», bromeó.