Venezuela se ‘ahoga’ en bitcoins inútiles que se le acumulan por las sanciones de EEUU

Venezuela se 'ahoga' en bitcoins inútiles que se le acumulan por las sanciones de EEUU
Nicolás Maduro y el petro PD

El régimen chavista está tan preocupado por aferrarse al poder que los problemas económicos les brotan por todas partes. Desde que EEUU impuso duras sanciones al Banco Central de Venezuela (BCV) y a su principal fuente de ingresos, la petrolera estatal PDVSA, el Gobierno de facto de Nicolás Maduro lleva buscando formas de poder seguir operando con el resto del mundo sin usar dólares. La solución para evadir controles ha sido pasarse a las criptomonedas, pero ahora Maduro tiene un problema: no sabe qué hacer con los millones en bitcoins que ha acumulado.

El plan de PDVSA, según revela Bloomberg, es pasar sus reservas en bitcoin y ethereum (la segunda criptomoneda más utilizada) al BCV para usarlas como pago a los proveedores o incluirlas en sus reservas de divisas, que llevan encogiendo constantemente desde hace años y ya están por debajo de los 8.000 millones de dólares.

El problema es que convertirlas a divisas es más complicado de lo que parece: ante la falta de un banco central que gestione la criptomoneda, la única forma de convertir el bitcoin es mediante operaciones de compraventa con otros usuarios. En un mercado tan pequeño e ilíquido como este, poner a la venta miles de bitcoins podría hundir los precios. Y eso si algún banco se atreve a acercarse a un activo famoso por su opacidad, corriendo el riesgo de ser investigado por blanqueo de capitales.

La prohibición de operar en dólares ha convertido el funcionamiento de PDVSA en un juego del escondite financiero, con la petrolera venezolana intentado hacer todo lo posible para escapar del sistema bancario estadounidense. Algo casi imposible en un mercado como el petrolero, en el que prácticamente todas las operaciones se realizan en ‘billetes verdes’. En una de sus últimas ventas, la empresa estatal recibió varios miles de millones de yuanes por barriles por valor de 700 millones de dólares, ante la falta de intermediarios que se atrevieran a gestionar la transacción. El resultado ha sido un derrumbe histórico de su producción, la única fuente de ingresos del país, lo que ha acelerado su catástrofe económica, que ya se acerca a la década de duración.

En 2017 Maduro intentó crear una criptomoneda propia, el petro, que quería convertir en la unidad de cuenta internacional para la compraventa de pertróleo. El lanzamiento, hace casi un año, fue un fracaso absoluto y su Gobierno tuvo que lanzarse a por las criptomonedas ya establecidas para esquivar las restricciones impuestas po el Tesoro de EEUU. El problema es que el objetivo final sigue siendo el mismo: conseguir dólares. Y no parece que el autoritario presidente de facto haya logrado resolver ese puzzle aún.

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