El Consejo Ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha decidido aplazar hasta el próximo mes de octubre la decisión sobre el polémico premio que lleva el nombre del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, según informó este martes el organismo en un comunicado.
La Ejecutiva, reunida hoy en París, ha decidido aplazar la decisión hasta su próxima reunión, que tendrá lugar entre el 5 y el 22 de octubre, según anunció la portavoz de la UNESCO, Sue Williams.
«He escuchado las opiniones de numerosos intelectuales, científicos, periodistas y, por supuesto, gobiernos y parlamentarios que me han pedido que proteja el prestigio de la organización», declaró la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, durante la reunión de París.
El 17 de noviembre de 2008, la Ejecutiva de la UNESCO decidió crear el Premio Obiang Nguema Mbasogo «en reconocimiento a los logros científicos que mejoran la calidad de la vida humana». La presidencia francesa de turno de la UE en aquella fecha expresó sus «reservas» por el premio, pero la posición de los Veintisiete era minoritaria en el Consejo Ejecutivo de 58 países.
El pasado mes de mayo, un grupo de prestigiosas organizaciones internacionales de Derechos Humanos –entre ellas, Human Rights Watch– denunciaron que el premio tiene como objetivo «mejorar la mala reputación de un déspota cruel y corrupto» y reclamaron que se utilicen los tres millones de dólares del premio «para mejorar la educación y bienestar de la gente de Guinea Ecuatorial y no para la glorificación de su presidente».
Asimismo, siete personalidades galardonadas con el Premio UNESCO-Guillermo Cano de Libertad de Prensa reclamaron este fin de semana a Bokova la retirada del galardón que lleva el nombre del presidente de Guinea Ecuatorial, por considerar que homenajea al «líder de un régimen que oprime a los medios de comunicación».
Aparte, el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz en 1984 por su lucha contra el régimen racista del ‘apartheid’, ha calificado de «terrible» que un organismo como la UNESCO, «faro de esperanza y desarrollo para todo el mundo», se dedique «a mitigar la mala reputación de un dictador».
La propia Irina Bokova ha manifestado recientemente su «seria preocupación» por las repercusiones que tendrá el premio en el «prestigio de la UNESCO», según declaró a principios de junio su portavoz, Sue Williams, a ‘The New York Times’.
Pese a las controversias, la UNESCO decidió el pasado mes de abril seguir adelante con el galardón. Muchos países occidentales –entre ellos Francia y Estados Unidos– se oponen al premio pero no se pronunciaron en contra en la reunión de abril para evitar tensiones, mientras que los países africanos lo apoyaron por unanimidad. Las organizaciones de Derechos Humanos han presionado a los 58 países –13 de ellos africanos– que participaban en la reunión de hoy del Consejo Ejecutivo de la UNESCO.
Entre los rumores que corren entre bastidores circula la posibilidad de que se mantenga el premio con otro nombre, posiblemente el de un científico, pero en tal caso la UNESCO debería devolver los tres millones de dólares donados por Obiang. También se habla de poner el nombre de Guinea Ecuatorial al premio, sin mencionar a su presidente.
El Gobierno de Guinea Ecuatorial ha criticado con dureza a las organizaciones que se oponen a la concesión del premio –«algunas de ellas completamente ajenas a nuestro país y a Africa»– y ha pedido a la UNESCO que no ceda ante las presiones «racistas, prepotentes y neocolonialistas de los ‘lobbies'» que se oponen a «la generosa ayuda» ofrecida por el presidente Teodoro Obiang Nguema «a la ciencia y a la investigación».