Para las empresas privadas la construcción de cárceles para ilegales es uno de los negocios con más futuro
National Public Radio (NPR), tras una investigación que le ha llevado varios meses a sus periodistas, reveló que detrás de la polémica ley antiinmigrante SB 1070 se encuentran no sólo la urgencia electoral de varios políticos, sino también intereses de empresas y cabilderos que se confabularon en la creación de la iniciativa para impulsar la construcción de cárceles para indocumentados, uno de los negocios con más futuro en Estados Unidos, al tiempo que explotaban electoralmente el clima de odio y rechazo hacia la comunidad inmigrante.
Cuando la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, promulgó en abril pasado la citada ley, muy pocos dudaron de que era producto de su urgencia política para ganar las elecciones primarias y tratar de ser renovarse en el cargo en noviembre.
Tras la suspensión de la iniciativa -que valora la Corte de Apelaciones del Circuito Nueve en San Francisco-, organizaciones defensoras de la comunidad latina siguieron denunciando sus motivaciones políticas. Pero lo que no habían descubierto son los intereses económicos detrás de la ley, confeccionada por Corrections Corporation of America (CCA), el más importante contratista privado de sistemas carcelarios en Estados Unidos.
Según el reporte elaborado por NPR, legisladores como Rusell Pearce mantuvieron reuniones con representantes del grupo denominado American Legislative Exchange Council (ALEC), una organización paraguas que incluía a cabilderos de CCA desde diciembre pasado en esta capital.
Esos encuentros marcaron el nacimiento de la SB 1070, una iniciativa de oportunidades en momentos en que la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) implementa una de las más agresivas campañas de redadas y deportaciones contra la población indocumentada, con un promedio de mil detenciones por día.
Según cifras del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el denominado programa de detenciones y deportaciones de ICE administra un promedio de 32 mil detenidos por día a un costo promedio de entre 90 y 100 dólares por persona, un negocio codiciado por empresas como CCA que ven en este tipo de actividad un futuro lleno de «oportunidades».