La falta de jóvenes inmigrantes y nativos en España hará necesaria una segunda oleada de inmigración hacia el año 2015 para la que será preciso adaptar las políticas de integración
De cada cuatro desempleados en España, uno es inmigrante, según el «Anuario 2010. Inmigración y Crisis Económica. Impactos actuales y perspectivas de futuro» que analiza la situación de los inmigrantes y su acogida por los españoles durante los últimos tres años.
Lo anunciaron ayer un grupo de expertos reunido por la Fundación Ortega-Marañón para analizar el fenómeno migratorio en España.
En estos tres años se ha destruido el doble de empleo entre los españoles que entre el colectivo inmigrante. Aún así, la entrada de inmigrantes ha sufrido un frenazo.
Otro de los datos que se recogen en el informe es que la falta de jóvenes inmigrantes y nativos en España hará necesaria una segunda oleada de inmigración hacia el año 2015 para la que será preciso adaptar las políticas de integración.
Así, el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, ha explicado que el 29 por ciento de paro entre la población inmigrante refleja no tanto una pérdida de empleo como el hecho de que los llegados en los últimos años no han sido capaces de encontrar empleo.
Oliver, uno de los directores del informe, ha explicado que, a consecuencia de la crisis, son precisamente los inmigrantes de hasta 34 años los que han optado por irse, como lo han hecho 550.000 jóvenes nativos.
Si a ello se une el descenso de las tasas de natalidad en España, la resultante es que, cuando llegue la recuperación -a mediados de la próxima década- habrá un «serio déficit» de jóvenes, lo que hará necesaria una nueva llegada masiva de inmigrantes.
Son estas previsiones las que han impulsado a los expertos a advertir de la necesidad de estar preparados para esa eventualidad «poniendo al día» las políticas de acogida e integración de inmigrantes.