Mató a su hermano de dos años a golpes, porque se aburría cuidándolo

La escalofriante historia de Christian Fernández, el criminal más joven de EEUU

Con tan sólo dos años, fue encontrado desnudo vagando de madrugada por la calle, tras escaparse del motel donde su abuela drogada lo 'cuidaba'

La escalofriante historia de Christian Fernández, el criminal más joven de EEUU
Cristian Fernández. PD

Su padrasto se suicidó delante suyo, después de propinarle una brutal paliza. Leer más: La vida de Cristian Fernández está plagada de violencia y abusos desde su infancia

La vida de Christian Fernández, el menor de 13 años que iba a ser condenado a cadena perpetua en EEUU pero que al final sólo estará entre rejas hasta 2018, es la historia de un drama desde su concepción.

Abusos, violencia y maltratos se repiten en su corta pero acelerada infancia. Biannela Marie Susana, su madre, lo tuvo con tan sólo 12 años después de ser violada por un vecino, condenado a 10 años de prisión. Un hijo ilegítimo que marcó la vida de ambos.

Con tan sólo dos años, Christian fue encontrado por las autoridades de Miami desnudo vagando de madrugada por la calle, tras escaparse del motel donde su abuela lo ‘cuidaba‘ bajo los efectos de las drogas.

Él y su madre, todavía menor, pasaron a estar supervisados por los servicios sociales. Apenas un año después, fue expulsado de la guardería por bajarle los pantalones a un compañero y simular que mantenía relaciones sexuales.

Las autoridades determinaron entonces que el niño había sufrido abusos de uno de sus primos.

También descubrieron que el pequeño Christian había matado a un gato porque le había arañado, y fue tratado para corregir su comportamiento «antisocial y con tendencias criminales», según sus informes.

Su vida parecía enderezarse hasta que su madre se casó con Luis Alfonso Galarraga.

Tras cinco años de difícil convivencia, Galarraga se pegó un tiro delante de los hermanastros de Christian, que antes había recibido una brutal paliza. La violencia se apoderó de su vida y el fatídico 14 de marzo de 2011 se constató.

Brianella, con 24 años en ese momento, le dejó al cargo de sus dos hermanos pequeños.

Cuando volvió a casa de noche, se encontró al menor de dos años sangrando por la nariz y los oídos, inconsciente en el suelo. La madre volvió a meterlo en la cama, después de que Christian le mintiese asegurando que sólo se había caído de la cama.

Se despreocupó, navegó dos horas en internet, hasta que se dio cuenta de que el bebé no se movía. Las investigaciones demuestran que entonces buscó en la red los síntomas que presenta una persona «con un golpe en la cabeza».

Asustada, avisó a emergencias, pero era tarde. El más pequeño de la familia falleció en el hospital dos días después con una fractura de cráneo.

Brianella se declaró culpable por negligencia, tras demostrarse en la autopsia que si hubiera avisado a emergencias podría haberse salvado.

 Además del homicidio de su hermano, Cristian será juzgado por abusar del otro de cinco años.

LA MADRE SALDRÁ A LA CALLE

A la madre de Christian, Biannela Susana, la acaban de condenar por su contribución al crimen.

Según recoge The Florida Times-Union, el juez James Daniel sentenció a Biannela, de 27 años, a pasar 10 años de prisión.

Pero tras la rebaja de años y los cuatro meses que ella ya ha pasado en la cárcel esperando el juicio, no seguirá entre rejas ya que el magistrado suspendió el resto de la condena a cambio de libertad condicional.

Así que Biannela Susana saldrá a la calle, pese a su papel en la muerte de David Galarraga, de dos añitos, y hermanastro de Christian.

La Corte decidió que debe pasar 90 días en una casa refugio para mujeres víctimas de violencia doméstica y después dos años en una institución en la que recibirá asistencia de salud mental y ayuda en general para continuar con su vida.

Susana se declaró culpable de homicidio agravado por la muerte de su hijo de 2 años de edad a manos de otro hijo Christian, que tenía 12 años en el momento del crimen.

Los fiscales sostuvieron en la causa que Susana esperó más de cuatro horas antes de solicitar ayuda médica para su hijo menor.

En un principio se enfrentaba a una posible condenad de 30 años de prisión. Susana también deberá esperar a que un terapeuta apruebe que vuelva a tener contacto con sus hijos biológicos.

79 MENORES CONDENADOS A CADENA PERPETUA

En la actualidad, 79 presos con menos de 14 años se encuentran cumpliendo cadena perpetua sin posibilidad de excarcelación, de los casi 2.500 menores condenados en el país a estar toda su vida en una cárcel, según cifras de Human Right Watch, un 16,4% del total de presos.

Casi dos tercios de estos menores son jóvenes de color y 175 niñas, algunos de los cuales llevan más de media vida encerrados.

Una polémica que se reabre después de que la Corte Suprema, el más alto tribunal de EEUU, declarase en mayo de este año que la cadena perpetua a menores era inconstitucional.

Se trataba de la tercera decisión sobre esta materia que tomaba el grupo de nueve magistrados: en 2005 abolió la pena de muerte para este colectivo, salvando a 50 niños del corredor de la muerte, y en 2010 declaró inválida la cadena perpetua para 130 menores sin delitos de sangre.

A pesar de ello, la histórica decisión no supone el fin de estas condenas, como ha quedado patente en el caso de Cristian Fernández. Con cinco votos a favor y cuatro en contra, la Corte Suprema concluyó «que cualquier jurado o juez debe tener en cuenta los factores atenuantes que han llevado al joven a cometer el delito antes de imponer una condena que implique pasar toda la vida en prisión».

El alto tribunal se pronunció respecto al caso concreto de dos menores de 14 años, Evan Miller y Kuntrell Jackson, aunque la sentencia sentó jurisprudencia. «Espero que la mayoría de los convictos tengan nuevas sentencias, y admito que esta nueva decisión por parte puede hacer que los Estados cambien las condenas por su cuenta o modifiquen sus leyes», sostenía Bryan Stevenson, abogado de ambos menores, tras conseguir la rebaja para sus defendidos.

EEUU dificulta la imposición de estas penas, pero no las prohíbe

Los magistrados del Supremo dejaban claro que «la posibilidad de que estas condenas se den, va a ser muy baja», aunque no imposible, al acogerse a la Octava Enmienda, que garantiza el derecho a no ser sometido a castigos inusuales o crueles, a la inmadurez e impulsividad de los condenados para adoptar penas menos rigurosas que a un adulto.

Dejaba sin embargo la puerta abierta a la posibilidad de que sean juzgados como un mayor de edad, como es la situación de Cristian Fernández. Además, algunos de los miembros del alto tribunal expusieron sus reticencias a la decisión.

«No hay nada en nuestra Constitución que autorice a esta Corte a cambiar esta decisión», aseguraba el juez Thomas.

La facción más conservadora formada por su presidente, John Roberts, y los jueces Antonin Scalia, Clarence Thomas y Samuel Alito se opuso rotundamente a la medida, argumentando que «las decisiones sobre las sentencias más apropiadas para los adolescentes asesinos tienen que ser tomadas por los legisladores y no por los tribunales».

29 estados no diferencian entre homicidas adultos y menores

Y es que en 29 estados norteamericanos, la ley todavía establece la cadena perpetua para el homicidio, con independencia de si el crimen ha sido cometido por un menor.

Los Estados tienen libertad para determinar su duración máxima, la mínima es de 10 años, aunque la mayoría todavía recoge la pena de por vida, sin libertad condicional, siendo el único país del mundo en aplicar esta severa pena contra los menores, según Amnistía Internacional.

Varios tratados internacionales prohíben precisamente la imposición de estas condenas, como el artículo 37 de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 1989, ratificada por todos los países salvo EEUU y Somalía.

Por otro lado, la Convención Internacional de Derechos Civiles de 1966 fue firmada por EEUU a cambio de incluir una excepción a la prohibición para condenar a menores en «circunstancias excepcionales».

Los menores con cadena perpetua se ha multiplicado por seis desde 1966

Entonces había 400 menores en esa situación, ahora son más de 2.500 los niños que podrían pasar el resto de su vida tras las rejas.

Una situación que parece no tener fin, a pesar de las sentencias del Supremo norteamericano. De hecho, el Departamento de Justicia de EEUU reconoce hasta 29 casos de menores de 14 años que han cometido asesinatos en los últimos dos años.

Cristian Fernández podría convertirse en unos meses en uno de esos menores que crezcan y envejezcan en prisión. La acusación de la Fiscalía para juzgarlo como un adulto por la gravedad de su crimen fue aceptada por el juez.

De nada sirvió una iniciativa popular que recogió más de 190.000 firmas en todo el país para que sea juzgado como lo que es, un menor.

La fiscalía se opone a esta petición, que permitiría que Fernández quedase libre con 21 años.

«Tenemos que proteger a la sociedad de este individuo. Aplicar la pena máxima a un niño de 12 años es algo muy triste, pero es la única medida legal que tenemos para asegurar la seguridad de los ciudadanos», aseguraban los responsables de la acusación contra el menor.

 

 

 

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