Decenas de miles de argentinos se han concentrado este miércoles en el centro de Buenos Aires en la «marcha del silencio» (posteriormente llamada «marcha de los paraguas» por la lluvia) para conmemorar el primer mes de la muerte del fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman, y exigir respeto a la investigación judicial del caso.
Los argentinos se han reunido frente al Congreso, a pesar de la intensa lluvia, para partir desde allí hacia la sede de la Unidad Fiscal del caso AMIA, donde trabajaba Nisman, ubicada en la emblemática Plaza de Mayo.
Los manifestantes han aguardado a que llegara la familia del fiscal. Su ex mujer, la jueza Sandra Arroyo, y sus dos hijas se han colocado a la cabeza de la marcha arropadas por los jueces y fiscales convocantes y miles de ciudadanos anónimos.
La columna ha iniciado su marcha en un silencio absoluto y sin pancartas políticas, cumpliendo así las peticiones de la familia.
«Nuestra presencia se orienta a rendir un reconocimiento a la persona que fue y al funcionario cuya valiente entrega destacamos».
La Policía Metropolitana calcula que habrá unos 300.000 manifestantes, por lo que el secretario de Seguridad, Sergio Beni, ha anunciado un importante despliegue para vigilar «que todo salga bien», revelando que, para evitar respuestas indebidas a «las provocaciones» los agentes no llevarán armas.
La marcha de Buenos Aires servirá de cierre a una jornada de movilizaciones dentro y fuera de Argentina.
En otras ciudades del país suramericano se esperan más de 70 concentraciones, mientras que 27 países, incluido España, ya han celebrado sus propias concentraciones.
TRASFONDO POLÍTICO
Aunque el objetivo de la «marcha del silencio» es pedir Justicia para Nisman, el Gobierno ha advertido de que será «un acto opositor» cuyo verdadero objetivo es generar «impacto político» y «estrépito social» como parte de una «estrategia activa de desestabilización».
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha subrayado horas antes que no permitirá «que nadie le marque la cancha» y, a pesar de que se encontraba en Buenos Aires, ha decidido refugiarse en Chapadmalal, cerca del río de La Plata.
LOS MINISTROS
Los ministros kirchneristas alegaron variopintas razones para explicar su ausencia: que algunos de los fiscales que la organizaban solo persiguen fines políticos, que los dirigentes opositores que se sumaron a la marcha tampoco pretendían rendir tributo a Nisman, sino sacar rédito electoral cuando quedan solo ocho meses para que se celebren las presidenciales del 25 de octubre.
Pero quien marcó la raya fue la propia presidenta, quien la semana anterior concluyó así un discurso en la Casa Rosada entre los vítores y cánticos de militantes kirchneristas:
«Y nos quedamos con el canto, nos quedamos con la alegría, nos quedamos con ese grito de ‘viva la Patria’. Y a ellos, a ellos les dejamos el silencio. Siempre les gustó el silencio, a ellos les dejamos el silencio, que es o porque no tienen nada que decir o porque realmente no pueden decir lo que piensan».