"Nunca entenderé por qué la ira es preferible a un gesto de buena voluntad"
El jucio que se sigue en Alemania contra Oskar Groening, exsargento de las SS de 93 años más conocido como el ‘contable de Auschwitz’ deparó uno de los instantes más polémicos y extraños que recuerdan en este tipo de vistas por el Holocausto nazi.
En un momento de la sesión Groening besó y abrazó a Eva Mozes Kor, de 81 años, testigo y superviviente del campo de exterminio de Auschwitz en dónde fue víctima de los experimentos médicos con seres humanos realizados por Josef Mengele.
«Why forgiveness is the best revenge of all» — Eva Kor http://t.co/Z8gypgx8Fd pic.twitter.com/LLrbw29U5N
— The Times of London (@thetimes) abril 25, 2015
COLABORADOR Y CÓMPLICE
Oskar Groening está siendo juzgado en Alemania como colaborador y cómplice del holocausto nazi al amparo de la nueva jurisprudencia alemana que permite abrir causas contra responsables de este genocicio aunque no existan pruebas de la participación en un delito específico.
Según The Huffington Post, Eva Kor que en la actualidad reside en Indiana, Estados Unidos, se desplazó hasta Alemania para testificar el pasado viernes en el juicio contra Groening.
Previamente publicó un artículo en el diario The Times de Londres bajo el título de «¿Por qué el perdón es la mejor venganza de todas» en el que resume la idea de que
«nunca entenderé por qué la ira es preferible a un gesto de buena voluntad».
Su mensaje va dirigido al exsuboficial nazi agradeciéndole el hecho que esté dispuesto a someterse a juicio y enfrentarse a las víztimas del holocasto lo que fue entendido como una señal de reconciliación por parte de Groening lo que parece ser que le llevó a abrazar a Eva Kor y enseguida, darle un beso en la mejilla.
La reacción de Groening tomó a Kor – y a todo el mundo en la sala del tribunal – por sorpresa. «No fue algo planeado. Me gusta. Esto es lo que ocurre cuando interactúan dos seres humanos» aseguró la testigo.
Pese a lo ocurrio, Eva sigue viendo a Oskar Groening como una pieza imprescindible en la maquinaria asesina de los campos de exterminio nazi.
«Él era un pequeño tornillo en una máquina de matar grande, y la máquina no puede funcionar sin los tornillos pequeños,»
escribió Kor.
Sin embargo, Kor agregó que perdona al hombre, y cree que es importante juntar a «las víctimas» con «los verdugos» porque esto permitirá
«encarar la verdad, tratar de sanar y trabajar juntos para evitar que algo así a suceder.»