La colonia etarra en país se había visto mermada en los últimos tiempos debido al traslado de muchos de ellos a la Venezuela bajo el régimen bolivariano de Hugo Chávez
Las autoridades mexicanas han detenido este miércoles con información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españolas al etarra Hilario Arbizu San Román, según han informado fuentes de la lucha antiterrorista.
Este etarra llevaba años viviendo en México y ha sido detenido en virtud de una orden de arresto internacional cursada por el Juzgado Central de Instrucción Número 1 de la Audiencia Nacional que dirige el magistrado Santiago Pedraz, según han precisado las mismas fuentes.
LUGAR HABITUAL PARA ETARRAS
México es un lugar que históricamente ha acogido a numerosos miembros de la banda terrorista, si bien la colonia etarra en país se había visto mermada en los últimos tiempos debido al traslado de muchos de ellos a la Venezuela bajo el régimen bolivariano de Hugo Chávez.
El arresto se ha producido en la región mexicana de Aguascalientes gracias a la colaboración entre la Guardia Civil y la Policía Federal Mexicana y Procuraduría General de la República.
Se le imputa la muerte de seis agentes
Arbizu San Román, alias «Escopeta», nació en Olazagutía (Navarra) el 22 de octubre de 1950. Entre otras acciones, se le imputa el atentado que costó la vida a seis guardias civiles en Ispaster (Vizcaya) en febrero de 1980. Fueron tiroteados cuando escoltaban un furgón con cargamento pesado.
Las víctimas fueron José Martínez Pérez, Carlos Gómez Trillo, José Gómez Mariñán, Alfredo Díez Marcos, Antonio Marín Gamero y Victoriano Villamor González. Una de las granadas, al explotar, hirió de gravedad a dos terroristas, Gregorio Olabarria Bengo y Javier Gorrotxategi Agote, que finalmente fallecieron horas después.
OTRO GUARDIA MÁS
Se le relaciona también con el asesinato a tiros, el 9 de enero de 1980 en la localidad de Alsasua (Navarra), de Sebastián Arroyo González, un guardia civil retirado.
Igualmente, se le imputa el robo de ocho mil kilos de explosivo goma-2 en el polvorín de Soto de la Marina, en Cantabria. En la década de los noventa fue localizado en México, donde residía en la capital del estado de Oxaca.