Hubo 4 muertos, pero el saldo de víctimas registrado este viernes 28 de mayo de 2015 durante el rezo comunitario del mediodía en la mezquita chiita de Al Anud, en la ciudad de Al Damam de Arabia Saudí, podría haber sido mucho mayor.
El yihadista suicida Abdul Jalil Arbash se había acercado al lugar vistiendo un burka, con sus bombas bajo la ropa, y justo cuando estaba a punto de entrar para inmolarse y llevarse por delante a los fieles, uno de los guardias de seguridad se percató de sus aviesas intenciones.
LO ARRASTRÓ
Era Abduljaleel Alarbash, joven saudí de 22 años que estudiaba ingeniería eléctrica en la Universidad Estatal de Wichita (Kansas, EEUU), y que estaba trabajando en el lugar junto su primo como guarda de seguridad.
Lo hacían como voluntarios después del reciente ataque de yihadistas contra otra mezquita en el país.
Tal y como puede verse en el vídeo que acompaña a estas líneas, publicado este miércoles 3 de mayo por un canal árabe, se alarmó cuando vio al sujeto intentando acceder al edificio.
Tras arrastrarle unos dos metros de la puerta de entrada, las bombas hicieron explosión, matándolo junto al miembro del EI y las demás personas.
«Salvaron muchas vidas», dice Yagoob Alsarouj, un amigo cercano de Alarbash y recién graduado de su universidad.
«Lo que hizo fue un acto desinteresado… es algo de lo que estar realmente orgullosos».
IBA A CASARSE
Según Preethika Kumar, profesora de Alarbash, el joven había regresado a Arabia Saudita para casarse y tenía que volver a la universidad en otoño.
«No me sorprende que Abduljaleel no dudara en renunciar a su propia vida para salvar la de otras personas».