Ocurrió de madrugada en Weighbridge, Jersey. Era el 12 de diciembre de 2014 cuando Colin Riley, de 44 años, -y con más de 100 delitos a sus espaldas-, se subió al taxi borracho como una cuba.
Paul Tostevin, de 55 años, el chófer, advirtió que el cliente estaba comiendo, y le pidió amablemente que dejara de hacerlo, ya que no quería que le manchara el coche.
MORDISCO AL CANTO
El aludido, lejos de hacerle caso, le sopló dos guantazos para, acto seguido, abalanzarse sobre él y morderle la oreja izquierda con saña al más puro estilo caníbal.
De esta guisa, con el apéndice en la boca, estuvo unos 30 segundos, hasta que soltó presa y el atacado pudo poner pies en polvorosa.
Detenido e energúmeno 12 días después del incidente, aora acaba de ser condenado a un año de cárcel, según da cuenta ‘Daily Mail‘.
El pobre taxista pasó por una depresión de cuidado tras el suceso, aunque parece haberse recuperado.
Al parecer le tuvieron que dar varios puntos de sutura.