El gordo estaba como una cuba, aunque los agentes fueron quizás algo inconscientes al no haberle registrado, y haberse dado cuenta de que llevaba encima un enorme cuchillo de cocina.
Ocurrió durante un simple control de carretera de Kharlovo, en el Krai de Altái, en la frontera con Kazajistán.
El policía Alexander Lyamkin, de 34 años, y su compañero, Roman Polnikov, se habían percatado de que un coche iba haciendo eses.
MULTADO
Cuando se acercaron para pedirle los papeles al conductor, un hombre robusto de 38 años, se dieron cuenta de que estaba completamente ebrio.
Lo subieron entonces al coche patrulla y, mientras estaban rellenando los papeles de la multa, le cortó el cuello al agente Lyamkin.
No contento le clavó también el arma al compañero. Herido de muerte, el primero se desangró en la carretera tras haber salido del vehículo.
El detenido también intentó salir, pero Polnikov, que estaba herido grave, le cerró la puerta. Entonces empezó a golpear la ventana y la rompió. Pero finalmente desistió y se quedó quieto.
Poco tiempo después llegaron refuerzos para arrestar al asesino, que podría ser condenado a 25 años de prisión, y trasladar al hospital a las víctimas.