La hostilidad entre los musulmanes suníes (80 por ciento del mundo del islam) y los chiíes (poco más del 10 por ciento), se remonta hasta la muerte misma de Mahoma en el 632.
Y ahora, en Siria, cualquier excusa es buena para machacarse entre ambos bandos.
CHANZAS
El atroz vídeo que acompaña estás líneas da buena cuenta de ello: un suní es quemado vivo por un grupo paramilitar de la otra facción, entre chanzas y cantos a Alá. Le acusan de ser un «asesino» y de pertenecer al Estado Islámico, aunque en realidad es un miembro de la red Al Qaida. Tanto da.
Lo pusieron sobre unos neumáticos ardiendo y grabaron el suceso.