Helicópteros que sobrevolaban las aguas revueltas y turbias rescataron a muchas personas de los techos de sus casas. Había siete desaparecidos y al menos 17 heridos, uno de ellos de gravedad.
Algunas áreas recibieron en 48 horas el doble de la lluvia habitual para septiembre después de que la tormenta tropical Etau azotó la isla japonesa de Honshu. En algunos lugares, los ríos se desbordaron.
Una mujer de 63 años desapareció en un deslave que impactó su casa, mientras se temía que un hombre de unos 70 años en la ciudad de Joso, 56 kilómetros al norte de Tokio, hubiese quedado atrapado cuando el agua arrasó su casa, dijo el canal de televisión NHK.
«Escuchamos un sonido enorme como un trueno y luego la ladera se desmoronó»,
dijo un hombre a NHK, refiriéndose a un deslizamiento de tierra que se llevó la casa de su vecino.
Japón ha puesto mucho énfasis en la prevención de desastres desde que un terremoto y tsunami en 2011 provocaron la muerte de 20.000 personas. Las autoridades quieren evitar el tipo de críticas que recibieron en ese momento.
El Gobierno estableció un centro de emergencias y el primer ministro, Shinzo Abe, dijo en una reunión de ministros que la lluvia «sin precedentes» había provocado una emergencia.