La Policía Federal de México ha detenido este miércoles 16 de septiembre de 2015 en Taxco a Gildardo López, alias «El Gil», uno de los sicarios que supuestamente participó en la desaparición de los 43 «normalistas» en Iguala.
La Procuraduría General de la República (PGR) ha señalado a «El Gil» como principal responsable de la desaparición de los estudiantes de magisterio como «número dos» del líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias Salgado, detenido en octubre de 2014.
Según reveló el anterior procurador general, Jesús Murillo Karam, en una de las muchas ruedas de prensa para informar sobre los avances de la investigación, «El Gil» fue quien acusó a los jóvenes de ser miembros del cártel rival de Los Rojos.
Los sicarios detenidos a lo largo de este año en relación a este caso han confirmado en sus declaraciones que «El Gil» fue quien orquestó la agresión a los «normalistas» y urdió el plan para no dejar huellas de ello. Las autoridades mexicanas tratan ahora de confirmar la identidad de «El Gil», tras lo cual se espera que comparezcan ante los medios de comunicación para dar detalles de la captura, de acuerdo con «El Universal».
Caso Iguala
Los «normalistas» llegaron a Iguala el 26 de septiembre del año pasado para recaudar fondos para viajar a la capital mexicana el 2 de octubre con el fin de participar en la conmemoración de otra matanza, la de Tlatelolco.
Ese día la esposa del alcalde tenía previsto presentar un informe de su labor al frente del Sistema de Desarrollo Integral para la Familia municipal y, ante el temor de que los estudiantes reventaran el acto, como ya había ocurrido en el pasado, el alcalde ordenó a la Policía actuar contra los «normalistas».
Policías de Iguala, apoyados por agentes de Cocula, interceptaron a los jóvenes a la entrada del municipio y abrieron fuego, matando a uno de ellos y dando lugar a un enfrentamiento que se saldó con seis muertos y 25 heridos.
Una vez controlada la situación, detuvieron a los «normalistas» que no consiguieron huir, les condujeron en varios furgones policiales a los límites entre Iguala y Cocula y se los entregaron a Guerreros Unidos. A partir de ese momento se pierde el rastro de los 43 «normalistas».
El análisis de las cenizas halladas en el basurero de Cocula y en fosas comunes cercanas ha logrado identificar a dos de los jóvenes. De los 41 restantes sigue sin saberse nada.