Cubierta de pies a cabeza con una yihab y resignada, se acerca a una alfombra roja, el escenario de su tortura.
En la plaza central de la ciudad de Banda Aceh, -la única provincia de Indonesia donde impera la sharia- una multitud espera impaciente el inicio de la tanda de azotes: ya sabe lo que les espera si alguno osa incumplir la ley islámica, especalmente dura con las mujeres.
Reclinada, guarda sus manos entre las piernas para mantenerse lo más rígida posible y así mitigar -sin éxito- el impacto de los azotes.
OTRAS ESPERAN SU TURNO
Sin embargo, no es la única que enfrenta el castigo. Las fotos muestran a otras dos víctimas en la fila. Ellas serán las próximas en ser torturadas.
Todas tienen la mirada baja.
Mientras el público toma fotos y graba la sesión de tortura con sus teléfonos inteligentes, llega el turno de los hombres.
Ellos también son golpeados, pero a diferencia de las mujeres, reciben de pie.
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