Los presos del penal británico ‘The Mount’, en Hertfordshire, se lo pasan pipa y sin ninguna cortapisa.
Un vídeo grabado con un teléfono móvil da fe de ello: aparecen bailando rap, choteándose de los guardias y tomando drogas y alcohol a todo pasto.
Aparte de los objetos ingresados por contrabando, como televisores, equipos de música y una PlayStation, lo único que brilla por su asencia son los guardianes del caótico centro.
El caso más extremo es el de un prisionero que se muestra con cuatro móviles y una bolsa con pastillas azulas. «¡Sí, tenemos malditos esteroides!», grita.
‘The Mount’ está catalogada como una prisión clase C, y albergan a los criminales menos peligrosos. No tienen así medidas de seguridad tan restrictivas como las clase A o B.
Un portavoz del Servicio Penitenciario Británico dijo a los medios que, tras tomar conocimiento de las imágenes, les retiraron todos los privilegios a los reclusos:
«Tenemos cero tolerancia con las substancias prohibidas en nuestras cárceles.
Cualquiera que viole las normas se enfrenta a una extensión de la condena».