David Mahoney tiene una deuda de US$21.000. No la contrajo por el uso de una tarjeta de crédito, ni por un préstamo para estudiar en la universidad, como muchos en Estados Unidos.
El origen de su deuda son los días que ha pasado encerrado en una cárcel local en Marion, Ohio, un pequeño pueblo que sufre actualmente una epidemia de adicción a la heroína.
Se conoce como «pago por estadía» y es una práctica usual en cárceles de Estados Unidos.
Para aquellos que entran y salen constantemente de las prisiones y calabozos locales, especialmente quienes tienen problemas de adicción a las drogas, esto puede llevarlos a contraer unas deudas siderales.
Lucha contra la adicción
Mahoney, flacucho y de 41 años, ha luchado con la adicción desde que era adolescente. Eventualmente, ha cometido robos para alimentar su hábito. Fue atrapado numerosas veces, incluso robando por segunda vez en el mismo bar.
«La ansiedad por consumir cocaína y crack es lo que llevó a eso. Una vez que empecé a consumir ya no hay vuelta atrás para mí», dijo.
Ahora lleva 14 meses limpio. Reside y trabaja en el Centro Comunitario de Recuperación Arnita Pittman, una casa sobria en la zona norte del pueblo.
Su consejero dice que lo está haciendo de forma «extraordinaria» y Mahoney espera convertirse también algún día en consejero de otros adictos.
Pero, aunque haya dejado atrás sus viejos hábitos, no puede quitarse la deuda. Ha sido acumulada durante 15 años de problemas con la ley y constituye un cargo aparte de la reparación que debe pagarle a las víctimas de sus robos o de cualquier gasto administrativo en el que haya incurrido por ir a juicio.
«Pago por estadía»
La deuda viene de la tarifa diaria de «pago por estadía» que le fue cargando la cárcel local, el Centro Correccional Multicondado. Le cobraban US$50 por cada día que pasó allí, más otros US$100 de comisión por reserva.
Funciona casi como si se hubiera registrado en un hotel y recibiera la factura al irse de allí.
«Es evidente que soy culpable de encontrarme en la situación en la que estoy. Intento comenzar de nuevo», dijo.
«La gente que acaba en la cárcel usualmente están viviendo una mala etapa. Atraviesan por pruebas y tribulaciones en sus vidas. ¿Por qué enfocarse entonces en la gente que ya está luchando?», comentó.
Manhoney no es el único en esa situación. El hombre que vive al final del mismo pasillo en el Centro Comunitario debe casi US$22.000 y hay un tercer residente que adeuda US$35.000.
Que ellos sepan, y según confirmó el administrador del Centro Correcccional Multicondado, hay otra persona en ese pueblo que debe US$50.000.
«Tengo una colección de personas llamando», dijo Brian Reed, el hombre que adeuda US$35.000. «Pierdo las esperanzas».
Juntos, cinco residentes del minúsculo Centro Arnita Pittman representan una deuda por este concepto de más de US$100.000.
Ninguno de ellos cree que alguna vez vaya a ser capaz de pagarla toda.
Cifra «intolerable»
Reed y Mahoney, aún están pagando sus multas y las reparaciones, sin mencionar las deudas escolares y sanitarias.
Trabajan en sus demás deudas, pero no encuentran sentido en destinar dinero al «pago por estadía».
Incluso el comisario del Condado Marion, Tim Bailey, quien apoya este tipo de cobro, se quedó sorprendido al saber a cuánto ascienden algunas de esta deudas.
«Eso es intolerable», le dijo a la BBC.
En Estados Unidos, hay una deuda estimada por US$10.000 millones que ha sido acumulada por unos diez millones de personas que han tenido algún tipo de interacción con el sistema de justicia criminal.
Se trata de un tipo de deuda que no ha sido bien estudiada o cormprendida.
La Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) acaba de divulgar el primer estudio amplio que indaga específicamente en las políticas de «pago por estadía» y cómo son utilizadas en el estado de Ohio.
Después de solicitar los registros de los calabozos de las 75 ciudades y condados en Ohio, el estudio muestra que la cuenta es el resultado de una compleja suma.
Cuándo y dónde uno es arrestado puede hacer una gran diferencia sobre las comisiones que se le aplican, que varían desde US$1 a US$66 por día.
La ACLU encontró que los exreclusos contraen deudas de unos cientos de dólares hasta US$35.000.
Los más pobres
Según Lauren-Brooke Eisen, abogado principal en el Programa de Justicia del Centro Brennan de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, este tipo de comisiones son legales en casi todos los estados.
Solamente Washington DC y Hawái no tienen una ley que autoriza cargos por estancia.
Su grupo está trabajando en un proyecto para mostrar los ingresos y los costos de estos programas en todo el país, pero todavía es una práctica que no ha sido suficientemente analizada.
La experta señala que como está planteado «la responsabilidad recae en los miembros más pobres de nuestra sociedad en el sistema de justicia».
«Si no pueden pagar, sus familiares pagan o pagan sus abuelas».
A raíz de las revueltas raciales en Ferguson por la muerte de un joven negro por los disparos de un policía blanco, que derivó en una investigación del Departamento de Justicia, se criticó el uso de las fuerzas del orden para generar ingresos.
Mike Brickner, de ACLU, señala que estas políticas de pago por la estancia en la cárcel son sólo otro ejemplo de tratar de hacer dinero con los pobres atrapados en el sistema de justicia penal.
Dale Osborne, administrador de la cárcel en el Centro Correccional de Multi-Condado, tiene el mismo argumento para justificar el pago por la estancia que se ha mantenido desde que la práctica se hizo legal en Ohio a mediados de los años 90.
«Se compensan los gastos que se requieren a los contribuyentes», dice. «Cuanto más ingresos se puedan generar dentro de la institución, menos tienen que pagar los contribuyentes».
Recaudación compleja
Sin embargo, admite que si bien el programa genera unos US$2 millones al año, recogen sólo alrededor de US$60.000 – US$70.000, aproximadamente un 3%.
«Si perdiéramos el programa de pago por estancia aquí no voy a tener un gran dolor por la pérdida», dice.
Además, la suma que son capaces de recaudar no va directamente a las arcas del condado tampoco.
La compañía Intellitech Corporation, que actúa como un agente de cobros, se queda con el 70%, y el 30% va para el condado.
Según el presidente de la compañía, John Jacobs, Intellitech lleva a cabo programas de pago a la estancia en 12 condados en Ohio y en otros seis estados.
«Es algo que vamos a seguir haciendo porque creemos en ello», dice Jacobs, quien calificó de «una victoria para los contribuyentes y una victoria para el sheriff».
Otras jurisdicciones han optado por ejecutar programas de pago por sí mismos.
Costo-beneficio
El condado de Macomb, en Michigan, tiene uno de los programas más antiguos y, según informó en el pasado, la práctica le permitió recaudar unos US$18 millones durante más de 26 años.
Pero el sheriff Tony Wickersham dice que los ingresos disminuyeron desde 2009, y en los últimos tres años sólo recogieron un promedio de US$240.000 al año, con dos funcionarios dedicados a tiempo completo.
El costo del funcionamiento del programa es casi igual a lo que ingresan, señala.
Algunos condados han abandonado el plan por falta de efectividad, otros dicen que incluso por las pequeñas cantidades producidas vale la pena el esfuerzo.
Un programa en el condado de Dakota, en Minnesota, destina todos los ingresos de «pago por estancia» a programas para ayudar a la reinserción de los presos.
«Nuestro objetivo es reducir la reincidencia. Si podemos usar ese dinero para revertirlo y no verlos otra vez vale la pena», dice el jefe de Policía Joe Leko.
Esperanza
Tanto Mahoney como Reed dicen que sus familias les ayudaron durante años para tratar de pagar la deuda, pero llegó un punto en el que la ayuda se detuvo.
Mahoney ha decidido priorizar su deuda de la escuela para poder volver a clase y poder graduarse.
Aunque dice que tiene pocas esperanzas de que su deuda de «pago por estancia» sea alguna vez eliminada, sí espera al menos que la práctica desaparezca.
«Me encantaría ver que se termina y deja de afectar a la gente a la que se le sigue cobrando por estar entrando y saliendo», dice.