Los centenares de rehenes que permanecían en la sala de conciertos Bataclan, asaltada por los yihadistas esta noche del viernes 13 de noviembre de 2015, en el XI Distrito de París, lanzaban desesperados mensajes de texto a las redes sociales, mientras rezaban para que los rescataran. (Carnicería islamista en París al grito de «Alá es grande»: 140 muertos).
CNN: Reporter inside concert hall escapes. Says it’s a blood bath. People hiding inside are texting, but are no police inside.
— Anne Bayefsky (@AnneBayefsky) noviembre 13, 2015
Entre ellos estaba Julien Pearce, un periodista de radio que pudo escapar y que describió la escena como «un baño de sangre»:
«La gente gritaba desesperada. Todos gritaban. Duró diez minutos. Diez horroríficos minutos en los que todo el mundo estaba en el suelo cubriéndose la cabeza».
En su relato, realizado a la CNN, el hombre indicó que vio entrar a los terroristas «muy calmados, muy decididos y disparando en forma aleatoria».
«Era como un hombre al azar sosteniendo su Kalashnikov. No gritaban nada. Sólo disparaban a la gente en el piso. Fue horrible».
Bataclan fue el punto más castigado por los atentados: hubo 100 muertos, en lo que constituyó una verdadera masacre. Al irrumpir en el lugar, la Policía abatió a los terroristas que mantenían al público como rehén.
Pero la cuenta continuaba: según las primeras estimaciones en total perdieron la vida 149 personas en los múltiples ataques, el peor atentado que sufrió Francia desde la Segunda Guerra Mundial.