Con pasamontañas, brazaletes negros y puños americanos. Así se dirigió la iracunda turba esta madrugada del viernes 29 de enero de 2016 a la principal estación de ferrocarril de la capital sueca. ¿El objetivo? Dar de palos a los menores refugiados musulmanes que allí se reúnen para pernoctar, como venganza al reciente asesinato de la trabajadora sueca Alexandra Mezher, de 22 años, en un centro de menores de solicitantes de asilo no acompañados. (La mató a puñaladas un joven somalí de 15 años). (Un refugiado de 15 años mata a una trabajadora de un centro de acogida en Suecia).
Alexandra Mezher, en el recuadro.
Momentos antes habían repartido octavillas dando cuenta de su actitud:
«Cuando las calles suecas ya no son seguras para los suecos, es nuestro DEBER solucionar el problema…Por lo tanto, hoy, 200 hombres suecos nos hemos reunido para hacer una declaración contra estos niños de la calle del norte de África que se agrupan alrededor de la Estación Central de la capital.
La policía ha demostrado sobradamente que carece de los medios para controlarlos y ya no vemos más alternativa que impartir nosotros mismos el castigo que se merecen». Ahora vemos otra alternativa que para nosotros para impartir el castigo que se merecen».
Varias personas resultaron heridas, y tuvo que intervenir la Policía, tal y como da cuenta ‘Aftonbladet‘.
«Ellos llegaron desde Drottninggatan, y caminaron hacia la plaza. Vi, quizás, tres personas a quienes golpearon. Estaba muy asustado y me fui»,
afirmó uno de los testigos.
Esta acción se vio seguida por una manifestación en la que participaron unas 200 personas, que protestaron contra la presencia de refugiados en el país. (Suecia decide expulsar a 80.000 refugiados solicitantes de asilo).