Un hombre sirio ayudó a su hijo de 15 años, que llevaba un año combatiendo junto a las filas yihadistas, a cometer un ataque suicida en Alepo, que grabó en un vídeo para mostrar la «operación de martirio», informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
En un comunicado, la ONG explicó que el menor, apodado Abu Emara al Omari, aparece en la cinta diciendo que es habitante del barrio de Al Sajur de Alepo, capital de la provincia homónima, en el norte de Siria.
Relata que su familia y él huyeron a Qabasin, localidad que está bajo el control del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y que está ubicada en el norte de la provincia de Alepo.
En el video, Al Omari señala que en ese pueblo se unió a esa organización yihadista cuando tenía 14 años, muestra su intención de cometer un atentado y agrega que su padre lo grabará por tratarse de «una operación de martirio».
El menor combatía en los frentes del norte de Alepo, zona que es escenario de duros combates e intensos bombardeos aéreos por parte de los aviones de guerra del régimen sirio y Rusia contra grupos rebeldes e islamistas y del ISIS.
El video, cuya autenticidad no ha podido ser verificada, muestra al menor hablando con un miembro del ISIS sobre la colina de Dabeq, en el norte de Alepo; y a su padre aprobando lo que dice su hijo. En las imágenes puede verse como su padre le ayuda a subir al coche y le enseña a conducir.
La cinta concluye mostrando el estallido del coche bomba en medio de un grupo de personas en el norte de Alepo, sin dar detalles de la fecha.
El pasado 11 de febrero, el grupo Estado Islámico difundió un video en el que otro menor supuestamente reclutado por el grupo detonaba un coche bomba en cuyo interior se encontraban tres prisioneros de los yihadistas acusados de espionaje, en la provincia nororiental siria de Raqqa.
El Observatorio ha denunciado que ISIS reclutó a unos 1.800 menores de edad en Siria durante 2015, de los que al menos 350 perdieron la vida.
La ONG destacó que, de esos 350 fallecidos, en torno a 48 menores murieron en atentados suicidas cometidos por ellos con cinturones de explosivos o coches bomba.