Un juez de distrito de Nueva York, Estados Unidos, ha decretado que Irán debe pagar una cuantía de más de 10.000 millones de dólares como indemnización de daños y perjuicios a los familiares de las víctimas mortales de los atentados terroristas en las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, así como a un conjunto de empresas de seguros, informa ‘Bloomberg‘.
El fallo, anunciado el pasado miércoles, establece que Teherán es culpable de no cumplir con las exigencias que mandaron los secuestradores de los aviones que se estrellaron contra el World Trade Center y el Pentágono aquel mismo día, lo que para el juez significa que Irán es responsable de los daños vinculados a los ataques.
Según se hace eco ‘RT‘, la investigación sobre los atentados terroristas del 11S dirigida por la CIA junto con otros cuerpos policiales estadounidenses identificó a los 19 secuestradores que subieron a bordo de los cuatro aviones con los que perpetraron los atentados. 15 de ellos eran ciudadanos de Arabia Saudita, dos de Emiratos Árabes Unidos, uno de Egipto y otro del Líbano.
Sin embargo, en la sentencia del juez neoyorquino no hay ninguna referencia ni mención hacia ninguno de estos países y, en su opinión, Teherán no ha logrado demostrar que no ayudó a los autores materiales de los atentados.
Cinco terroristas suicidas, cuatro saudíes y un egipcio, secuestraron el vuelo 11 de American Airlines que iba de Boston a Los Ángeles y lo utilizaron para atacar la torre norte del World Trade Center de Nueva York. Por su parte, tres sauditas y dos emiratíes redirigieron el vuelo 175 de United Airlines, que tenía la misma ruta aérea, para estrellarlo contra la torre sur de ese complejo financiero.
Cinco sauditas secuestraron una tercera aeronave, el vuelo 77 de American Airlines que cubría la ruta Washingon-Los Ángeles, para chocarse contra la fachada del Pentágono. Finalmente, cuatro terroristas -tres saudíes y un libanés- se apoderaron del último avión, el vuelo 93 de United Airlines que cubría el trayecto Nueva Jersey-San Francisco, pero el aparato se estrelló en campo abierto en el estado de Pensilvania antes de alcanzar su objetivo.
Posteriormente, Al Qaeda reivindicó la autoría de estos atentados, en los que murieron cerca de 3.000 personas. Estos hechos precedieron a la invasión de Afganistán por parte de EE.UU., en lo que supuso el inicio de su denominada guerra contra el terrorismo.
Tras analizar este dictamen del juez estadounidense, el analista internacional Pablo Jofré Leal subraya que Washington hace todo lo posible para que Teherán no vuelva a levantarse y gane más influencia como potencia regional.