La última ejecución pública con el sello del autodenominado Estado Islámico, ha tenido como escenario a la ciudad siria de Raqqa, su bastión.
Allí, ante una multitud en la que no faltaban mujeres y niños, han sido crucificadas dos personas a las que acusaban de haber espiado para sus enemigos, tal y como da cuenta ‘Daily Mail‘.
Los yihadistas, en un nuevo alarde de macabra imaginación, colocaron una cámara encima del arma de ejecución para filmar en primera persona el asesinato.
Las imágenes fueron divulgadas por el canal Wilayat al Raqqah, afiliado al ISIS.
Los presuntos espías aparecen vestidos con las habituales túnicas naranjas que utilizan los rehenes del grupo yihadista.
Antes de ejecutarlas, los terroristas de ISIS leyeron frente a la multitud las acusaciones que recaían sobre las víctimas.
Luego de asesinar a los presuntos espías, los yihadistas colocaron sobre sus pechos un cartel de advertencia en el que indican que cualquiera que cometa ese mismo «delito» correrá la misma suerte.