Con un Kalashnikov pagado de su propio bolsillo, han entrado con la cabeza muy alta en las brigadas cristianas que operan en el norte de Irak contra el autodemoninado Estado Islámico. Van a por todas, y enarbolan con orgullo la bandera de España con el Sagrado Corazón de Jesús y la leyenda: «Reinaré en España, ¡Viva Cristo Rey!».
Son tres españoles que tienen un curtido pasado militar como profesionales de las Fuerzas Armadas: uno en los ‘boinas verdes’, otro en la Legión y el último en la Brigada Paracaidista, y que se han sumado al contingente del que también forman parte franceses, británicos, italianos, chilenos y estadounidenses, con el ánimo de cortar por lo sano con las masacre a los cristianos.
Siguen los pasos, entre otros, de ‘Paco Arcadio’, un francotirador español que tiene una obsesión: matar yihadistas a destajo, y que forma parte de un pelotón más grande de españoles que decidieron llegar a Siria e Irak para defender a las minorías, unirse al ejército kurdo y combatir contra los terroristas islámicos.
Según se hace eco ‘ECD‘, se desplazaron hasta allí con la ayuda de una organización francesa de origen sirio, que cuenta con el apoyo del Partido Patriótico Asirio de Irak.
La Dwekh Nawsha es la milicia con la que los voluntarios españoles se pusieron en contacto para organizar el viaje hasta Oriente Medio, obtener los permisos de entrada y la licencia de armas -que les evitará a priori problemas en su vuelta a España.
La misión principal de este contingente es patrullar la región y las poblaciones de su área asignada y dar protección a la población civil. Se han integrado dentro del ejército de Peshmergas, los luchadores kurdos que jugaron un papel fundamental en la caída del régimen de Saddam Hussein hace 13 años.
Convoys, patrullas, desactivar minas…
Sus misiones son de lo más diverso: escoltar convoys, ayudar a los civiles que huyen de las posiciones del Estado Islámico, encontrar y desactivar explosivos en el cinturón de minas que rodea la frontera de Irak con el Kurdistan…
En sus últimos mensajes recuerdan que la situación se ha complicado por la violencia interna. En las últimas semanas, fuerzas chiíes -que también luchan contra el Daesh- se han «empeñado» en atacar posiciones peshmergas. Un episodio más de la guerra étnico-religiosa en la que está sumida la región. Una de las últimas misiones de estos combatientes españoles fue tratar de pacificar un barrio chií.
Durante los meses que llevan desplazados en el Kurdistán, los combatientes españoles han ido narrando su día a día, que incluso han dejado reflejado en decenas de vídeos que han ido distribuyendo por la red. Desde patrullas a ritmo de Reggaeton, hasta la inesperada caza de un jabalí en plena noche de guardia.