Una madre se enfrenta a una pena de cadena perpetua en Francia por haber dejado a su hija de 15 meses atada dentro de un carrito, con el fin de que la subida de la marea acabase con su vida en una playa.
Fabienne Kabou, de 39 años de edad, ha confesado que la maternidad «era incompatible con su vida amorosa». El crimen ocurrió en noviembre de 2013 en la localidad norteña de Berck-sur-Mer y consternó a la opinión pública francesa celebrando varias manifestaciones contra la crueldad infantil.
El cadaver de la pequeña fue hallado por un pesacador local y gracias a la investigación policial se pudo hallar a Kabou en su domicilio junto a su pareja, un escultor de 63 años. La mujer, estudiante de Filosofía y, según las declaraciones del juez que recoge el diario ‘Mirror‘, «con fuertes influencias con la brujería senegalesa» ha declarado que su maternidad era «incompatible» con la vida amorosa que llevaba con su pareja.
«Puse fin a su vida porque era lo más fácil» declaró ante el juez Kabou. La niña, hija de la pareja, había nacido en la casa familiar y nadie, ni siquiera la madre de Kabou, eran conscientes de su existencia ya que la bebé nunca llegó a ser registrada.
Aunque el caso aun no se ha cerrado, Kabou se enfrenta a una pena de por vida por haber llevado a cabo el asesinato premeditado de su hija de 15 meses.