Emile Weaver, de 21 años, ha sido condenada a cadena perpetua por matar en abril de 2015 a su bebé. La joven, que entonces vivía en la hermandad Delta Gamma Theta en Columbus (Ohio) no quería tener al bebé, así que durante todo el embarazo, la joven hizo todo lo posible para deshacerse de él: tomar alcohol y drogas, hacer deporte, tomar pastillas para inducir el parto…
Sin embargo, el 22 de abril de 2015, dio a luz a su hija en el baño de la Fraternidad, usando un cuchillo de cocina para cortar el cordón umbilical y metiendo al bebé y la placenta en una bolsa de basura que después tiraría.
La joven dijo durante el proceso judicial que el bebé había nacido muerto, pero lo cierto es que le mandó un mensaje al que presuntamente era el padre del pequeño diciéndole «Ya no hay bebé. Me he ocupado de todo». Además, los forenses estimaron que el bebé falleció después de haber nacido, por asfixia.
El abogado de la joven pidió para su cliente una sentencia de 20 años, aunque esto no convenció al juez, quien no vio indicios de arrepentimiento por parte de la joven, según explica el diario ‘New York Daily News‘.